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In August and September of 2006 I spent 7 weeks traveling through the
province of Guizhou, China, visiting minority villages of the Hmong,
Dong, Gejia, and other groups. My work is focused on ethnographic
portraiture. I get 'one shot' to get a shot. I shoot on the fly, much
like doing street photography, and find that instant moment of visual
communication between myself and my subject a moment of decision. I
rarely get a second chance, as I did here with the seated silent opiated
idler in Linzeng. He never realized I was taking his photo, and I had
time to shoot a few frames.
People look at me, but go on their way, and I enjoy the eye contact, and
often find it necessary for the kinds of images I seek. Frequently when
a subject glances my way I never get a chance for a shot, but I like
that challenging aspect of my work. That's the exception, not the rule,
and while I would never ask anyone to stop, or to pose, I find that I am
not too imposing a presence with a camera, and rarely do subjects shy
away from myself and my camera. One glimpse is a hit or a miss, and it's
an instantaneous moment of satisfaction.
This was one of the best trips I've ever taken, and the people I
encountered were overly nice, exceptionally gracious, and I can't
remember how many times these poor villagers demanded I enter their
homes to share a bowl of rice and countless glasses of rice wine. I
heard laughter everywhere I went, and I was constantly asking myself how
these relaxed people who have nothing can be so happy. In our fast paced
consumerist societies I think we have somehow gotten it wrong.
Date of work
2006 |
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En agosto y septiembre de 2006 pasé 7 semanas viajando por la provincia de Guizhou en China, visitando aldeas de las minorías étnicas Hmong,Dong, Gejia, y otros grupos. Mi trabajo se centra en el retrato etnográfico. Trato de obtener mis fotos en una sola toma a la manera de la fotografía de la calle, encontrando ese instante de comunicación visual entre yo y mi modelo al momento de la decisión. Rara vez consigo una segunda oportunidad, tal como hice con el silencioso opiómano sentado en Linzeng. Él nunca se percató que tomaba su foto, y tenía tiempo de hacer varias tomas.
La gente me mira, pero siguen su camino y gozo del contacto visual, y a menudo encuentro que es necesario para la clase de imágenes que busco. Con frecuencia cuando un sujeto mira hacia mí, no consigo sacar la foto, pero me gusta este desafío de mi trabajo. Ésa es la excepción, no la regla, y aunque nunca pediría a una persona que posara, me parece mi presencia con la cámara no es intimidante y raramente los sujetos tímidos se alejan de mí y de mi cámara fotográfica. Una mirada es un acierto o un yerro, y es un momento instantáneo de satisfacción.
Ésta era uno de los mejores viajes que he hecho jamás, y la gente que encontré fue muy agradable y excepcionalmente
generosa, y no puedo recordar cuántas veces estos aldeanos pobres me exigieron entrar en sus hogares para compartir un tazón de arroz e incontables copas de vino de arroz. Oía risas en todos los lados en donde estuve, y constantemente me
preguntaba cómo ésta relajada gente que no tiene nada puede ser tan feliz. Creo que de alguna manera hemos errado el camino en nuestras sociedades consumistas de vida agitada.
Fecha de realización
2006 |