Cuando no entiendo completamente lo que estoy mirando, me siento
más intrigado por la imagen. Me permite especular, me da
la oportunidad de ser creativo con las posibles interpretaciones
de lo que trata la fotografía.
Siempre he sentido que las imágenes fotográficas
debían ser multifacéticas en sus posibles interpretaciones,
aun aquellas de naturaleza periodística, lo que es la principal
razón de que la fotografía sea un medio tan pobre
para transmitir información específica. ¿Cómo
más puede explicarse que una fotografía periodística
siempre requiere de subtítiulos para poder anclar la imagen
a una interpretación específica de su contenido?
Para el espectador, las habilidades narrativas de una imagen están
abiertas, y cuando la historia es bien presentada la información
que se nos da, nos intriga: ¿Qué es lo que veo?
Nunca es malo provocar esta pregunta en la mente del espectador.
Las imágenes que se decifran fácilmente en el momento
en que las miro ya me han dado la respuesta a “¿Qué
es lo que estoy viendo?”, y son usualmente imagenes muy
poco interesantes. Son el equivalente de un chiste simple. Antes
de que se establezca el diálogo entre el espectador y el
creador de la imagen, la fotografía ha dejado de causar
interés.
Al conversar el otro día con un amigo mío, hacíamos
conjeturas sobre lo que sería estar a bordo de un vuelo
de nudistas yendo de vacaciones, y de cómo los cuerpos
desnudos sentados dentro del avión no provocarían
absolutamente ninguna emoción erótica en nosotros.
Yo comprendía muy bien esta situación al recordar
una vez en que había tomado fotos de una colonia nudista,
de cómo me sentí en esa ocasión, puesto que
hallé que una exposición completa que no dejaba
nada a la imaginación, sería el equivalente a las
imágenes que no tienen un velo de preguntas sin contestar.
Se vuelven tan explícitas que uno es dejado sin un interés
particular en las imágenes.
Nosotros en ZoneZero les deseamos lo mejor para esta temporada
navideña. Yo emprenderé un largo viaje de un mes
con mi hijo de diez años, Julio. Vamos de pesca, no en
busca de pescados, sino de exploración y de captura de
imágenes, las que esperemos dejen un amplio espacio a la
imaginación. Iremos a China, que tiene todos los enigmas
imaginables, especialmente para el extranjero. Allá no
hay nada tan explícito como para que uno pierda el interés
en el diálogo con su realidad. Esperemos tener algunas
cosas interesantes que reportarles en el próximo año
del 2006.
Pedro
Meyer