© Pedro
Meyer 2000
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por Pedro Meyer
En el noticiero de CBS, algo de lo que ves no está ahí
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El movimiento zapatista en Chiapas inventó un lugar en la selva que se conoció con el nombre de "La Realidad". Situado en la parte sur de México, este lugar se convirtió en un punto geográfico de reunión desde donde emitir muchos de sus comunicados políticos. El internet ayudó a atraer una gran parte de la atención del mundo a lo que transcurría en aquella región a la que nadie estaba prestando atención. Aunque el lugar apenas existía, el hecho es que "La Realidad" se convirtió en una realidad a fuerza de repetición y un hábil uso de todos los medios. Por esas mismas fechas, ante el violento ataque de bárbaros digitales dispuestos a dedicarse a lo que se consideraba una práctica muy despreciable -manipular imágenes de la realidad en sus computadoras-, fotógrafos, editores y no pocos críticos empezaron a confluir alrededor de la idea de que la "realidad de la imagen" y por tanto la fotografía tenían que ser salvadas de cualquier asalto digital. La representación de la "Realidad" (con R mayúscula) tenía que ser defendida a toda costa. Los fotógrafos documentales constituían en su mayoría el eje del grupo que estaba en contra de todas las formas de representación digital. En algunas esferas semejante práctica era considerada la raíz de todo mal, que eventualmente erosionaría la credibilidad de la imagen fotográfica. Se organizaron simposios y mesas de discusión con fotógrafos y editores de publicaciones importantes quienes trataban de avergonzarse mutuamente, al punto de hacer que el otro aceptara qué constituía una práctica aceptable y qué no (Resulta fascinante observar la velocidad con la que se puede erigir todo el andamiaje de una práctica inquisitorial). Se estableció por ejemplo, que las imágenes tenían que estar claramente etiquetadas para distinguir aquellas que habían sufrido una alteración de aquellas que eran "puras", es decir, que no habían sido modificadas (con lo que eso haya querido decir). Como yo realicé uno de los primeros portafolios de obra digital y no me interesaba particularmente que ninguna "Inquisición" emitiera un juicio sobre mi integridad, concebí una solución mediante la cual ofrecía dos fechas para todas aquellas imágenes que habían sido alteradas por mí en la computadora. Daba la fecha del día en que había sido tomada la imagen básica (en esos tiempos con película) y la del día en que posteriormente había sido alterada en la computadora. Así que uno tenía una guía de lo que había sido alterado en la computadora observando si yo ofrecía dos fechas o solamente una. La gente de hecho se paseaba por mis exposiciones tratando de adivinar si se le había hecho algo a la imagen o no, y luego se fijaba en las fechas. Con el fin de evitar cualquier tipo de manipulación de la imagen fotográfica, se establecieron códigos de "ética" usando argumentos que se basaban en todo tipo de manipulación, usando las palabras y las ideas en formas muy cuestionables. La distorsión central estaba en considerar que todos los otros medios (palabra escrita, audio, video) estaban aparentemente menos sujetos a los peligros de la manipulación que aquellos planteados por la fotografía. Extraer unos cuantos minutos de una hora de audio o de una entrevista grabada en video era a los ojos de estos periodistas una actividad legítima. Sin embargo, si un fotógrafo ejecutaba una acción equivalente, por ejemplo, eliminar una cajetilla de cigarros o un poste telefónico de una fotografía, él o ella había incurrido en un grave pecado. No importa que al enmarcar la fotografía de otra manera al momento de tomarla, uno pudiera obviar el desafortunado poste telefónico sin ser reprendido por manipular la representación de la realidad. Después de todo, una fotografía siempre había sido una prueba de la realidad, ¿o no ? Ahora resulta que The New York Times, en un artículo muy interesante del 13 de enero, acaba de denunciar a CBS y a su noticiero por insertar su propio logo encima del de la NBC que aparece en la vida real en Times Square. Hicieron esto durante la transmisión en vivo de las celebraciones del Año Nuevo en Nueva York. El caso es que el genio encargado de alterar la realidad ha sido sacado de la botella y nada, creo yo, hará posible que sea devuelto una vez más al lugar de donde vino, se trate de fotografías fijas o de películas.
Trastocar una fotografía, algo que se toma en la mayoría de las culturas como "prueba de la realidad", es un asunto tan profundo, que para poder tratar los consiguientes problemas de manipulación, éstos han sido colocados en el contexto de un problema moral importante. En el caso de la fotografía, algunos han llegado tan lejos como a sugerir que las imágenes digitales ya no están calificadas para designarse con el término fotografía. Por lo tanto, a uno se le expulsaba de la sociedad y se le declaraba un no-fotógrafo. Se nos ha dicho: "No alterarás una fotografía", y si lo haces, tienes que colocar las etiquetas de advertencia correspondientes por todo el vecindario, informando de semejante transgresión. Si usted lee los comentarios hechos por Dan Rather de CBS, verá que él afirmó esto mismo con relación a su propia transgresión en el video. La doble moral que se estaba usando al esgrimir estos argumentos no parecía molestar a nadie. Podías manipular lo que quisieras, sin que se considerase un pecado capital, siempre y cuando esto ocurriese antes del legendario click. No había problema en usar maquillaje y toda suerte de cosméticos para embellecer el color y el tono de la piel, pero si uno se atrevía a corregir algo una vez tomada la fotografía, debías hacer todo tipo de reconocimientos de que la "realidad" había sido trastocada. Sí, uno puede usar cualquier filtro que le parezca, siempre y cuando éstos sean ópticos y estén enfrente del lente, pero esté consciente de que una vez que la fotografía ha sido tomada a este mismo esfuerzo se le llama manipulación. Siéntase con la libertad de escoger la película que mejor le parezca para acentuar la interpretación visual de la imagen, pero dése por condenado si decide realizar semejante alteración en un momento posterior al click usando la computadora. El problema con las acusaciones hechas por The New York Times, o del mea culpa de Dan Rather, o de las escusas presentadas por CBS, es que mientras arman un alboroto sobre si el logotipo estaba ahí o no, jamás se discute nada acerca de la verdadera manipulación de las noticias que realizan estas instituciones entre bastidores. Es una farsa ocuparse de la alteración de semejantes logotipos, cuando de hecho ha habido bastante evidencia sobre la complicidad de todas esas organizaciones de noticias para alterar los hechos en beneficio de lo que fuera conveniente en el momento, política o económicamente. No revelar ciertas noticias es tanto un acto de manipulación de la realidad como pegar un logotipo donde no había uno. Hace
unos 25 años hice la siguiente imagen del hombre descansando
debajo de sus tres sombreros. La obvia distorsión de la columna
que se dispara hacia la izquierda fue resultado de usar un lente de
gran angular con una cámara de 35 mm. Siempre he tenido una preferencia
por los lentes de gran angular; de algún modo te acercan, pero
también distorsionan la realidad. ¡Qué si lo hacen!
(¿se imaginan si el mundo fuera realmente como el retrato de
la realidad que se hace con los lentes de gran angular, la inestabilidad
de todos esos edificios con construcciones que siempre están
en ángulos raros?).
De nuevo, como en el caso de otros ejemplos citados antes, si el ajuste hubiera sido hecho "en cámara", ajustando el fuelle de una cámara de 4x5, todo sería aceptable; si se hace con ayuda de la computadora después del hecho, todo el mundo parece poner el grito en el cielo. Estoy seguro que les queda claro la necesidad que tenemos de avanzar y dejar atrás todas estas tonterías sobre la manipulación de las fotografías digitales. Reconozcámoslo, todas las fotografías son y han sido nada más que el resultado de una manipulación de la realidad. Son simplemente interpretaciones realizadas por los fotógrafos que hicieron esas fotos. Confrontados
con un nuevo milenio, tan sólo déjenme recordarle a
aquellos que cuestionan el uso del término fotografía
cuando se aplica a las imágenes digitales, que la palabra fotografía
quiere decir escribir con luz. No exige que este "escribir con
luz" se realice a través de medios químicos o electrónicos,
afortunadamente quedamos libres para hacer nuestras propias elecciones.
Como yo lo veo, sin importar qué proceso usamos, todas son
fotografías siempre y cuando incluyan la palabra mágica:
luz.
La belleza de la luz cuando el sol se pone fue muy bien descrita por mi hijo de cuatro años, cuando el otro día mientras visitábamos a un amigo, estaba tan cautivado por los colores del cielo al atardecer que nos dijo a su madre y a mí, "quiero casarme con el cielo". Sospecho que si respondiéramos a la realidad con semejante apertura (la de considerar casarse con el cielo), y permitiéramos que la emoción de la luz se convierta en parte de nuestra percepción, apreciaríamos lo irrelevante del presente debate, siempre y cuando la imagen transmitiera el mensaje que nosotros queríamos. Obviamente todos aquellos de ustedes que están viendo esta imagen verán colores algo diferentes ya que probablemente no existen dos monitores idénticos circulando por ahí. Así que ¿cuál es la verdadera representación de la realidad de ese momento? ¿Cuáles eran los colores que estaba viendo Julito esa tarde en Los Ángeles, California mientras el milenio llegaba a su fin y yo registraba el momento con una cámara sin película? Por favor comparta con nosotros lo que piensa acerca de estas significativas cuestiones. En este inicio de siglo necesitamos un ajuste de Realidad en lo que se refiere a todos estos temas.
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"En octubrede 1999,
una de cada 5 cámaras vendidas por más de 50 dólares
era digital, no de película... del 43% de los ususarios de la
red que tienen pensado comprar una nueva cámara en los próximos
6 meses, el 72% quiere una digital...tan sólo el 7% de las cámaras
vendidas en 1998 eran digitales". |