¿Inteligencia Fotográfica?
por Pedro Meyer
El propósito de éste editorial es tratar de defender el caso de la "inteligencia fotográfica". Uno de los cambios más claros de la era digital es cuán inteligente se ha convertido la fotografía.
Simplemente imagínense, hoy en día las fotografías vienen preñadas de todo tipo de información sobre cómo, cuándo y con qué fue hecha una imagen. Qué lente fue utilizado, con qué diafragma fue tomada, qué modelo de cámara, con qué velocidad se disparó el obturador, si es que se usó el flash, y aún mejor, si el flash se disparó a la hora de tomar la foto o no. También es posible saber cuál fue la latitud y la longitud del lugar en donde se capturó la imagen y la hora exacta. El número de serie de la cámara y tantos otros detalles pertinentes también están disponibles.
Ahora se pueden catalogar imágenes de acuerdo a las sonrisas en la foto o las caras que aparecen. En otras palabras, todas las fotografías que le tomo a mis hijos, por ejemplo, se separan y se catalogan en un folder con el nombre de cada uno de ellos, y todo esto por supuesto de manera automática.
Hoy en día puedes ir a Google y buscar cualquier imagen, digamos un atardecer a manera de ejemplo. Una vez realizada la búsqueda puedes ordenar los resultados de acuerdo a color. El navegador responderá ofreciendo toda una selección de atardeceres rosas, si eso es lo que hubieras pedido. ¿Quieres compararlo con los atardeceres verdes? Con un simple click obtendrás los nuevos resultados.
Uno también puede agregar más información a las imágenes si así lo desea, no nada más palabras claves que facilitarán su búsqueda, sino también sonidos. Uno puede agregar un mensaje verbal a la imagen, o sonidos ambientales o música de fondo que pudieran sumar al contenido. También se puede ligar la imagen a información adicional, agregando un URL por ejemplo, o conectar la imagen a contextos que aporten información no disponible en la imagen por si sola.
Si comparamos esta riqueza de información contenida en un archivo digital, a un simple negativo o diapositiva, podemos empezar a ver con claridad que una nueva forma de fotografía ha emergido. Y eso que aún no tocamos el tema de cuán inteligentes las cámaras en si mismas se han vuelto, y cómo esto ha modificado nuestro concepto de fotografía, pero ese es tema para otro editorial.
Los fotógrafos aún debemos entender las implicaciones de ésta abundancia de información. Claro que una fotografía no es mejor por el simple hecho de que viene acompañada de tantos datos. Pero esto sería como descalificar una biblioteca con todos sus volúmenes por que uno no se vuelve más sabio por el simple hecho de caminar entre sus libreros. Creo que entienden mi punto, uno tiene también que leer los libros, pero incluso eso no es suficiente, asimismo, uno tiene que entender y asimilar el contenido.
Debemos comenzar a entender el verdadero significado del potencial que hasta ahora permanece dormido dentro de nuestros archivos digitales. Cuando reviso mi archivo digital y veo cuánta retroalimentación viene de parte de ésta imágenes, y lo comparo con aquello que tienen que decir mis negativos autistas, me doy cuenta de que el futuro depara tiempos muy interesantes.
Por favor compartan con nosotros qué han hecho con todas sus fotografías inteligentes, y lo que ustedes creen que va a ocurrir en un futuro cercano con todo este potencial.
Pedro Meyer
Coyoacán, Ciudad de México
Julio de 2009.