por Pedro Meyer
Hoy en la mañana leí en el periódico Reforma (publicado
en la ciudad de México) que el gobierno Chino acaba de
anunciar la construcción de una nueva planta de automóviles
en México. Esta noticia se da a conocer al mismo tiempo
que otras empresas automotrices en distintas partes del
mundo están sufriendo para sobrevivir.
Lo que esto me dice, es que la mala fortuna de algunos,
no necesariamente debe de ser la de todos. De hecho la
economía China, aún al día de hoy, continúa creciendo.
Aún cuando sus exportaciones se han visto reducidas, el
producto interno bruto crece a un ritmo de 6.5%. Esto lo
han logrado al estimular sus mercados internos. Hay, según
mi manera de ver, una diferencia fundamental entre lo que
pasa en China y lo que pasa en el resto del mundo: los
paquetes de estímulo financiero que el gobierno Chino está
ofreciendo para ayudar a su economía están financiados
por ellos mismos, y no como en Estados Unidos, cuyo financiamiento
proviene básicamente de los Chinos.
Hagamos
una proyección hacia el futuro. Pensemos que cuando termine
la crisis financiera, los Chinos habrán no sólo crecido
considerablemente más que los países de Occidente, pero
además no tendrán deuda externa. Mientras los países
occidentales van a tener que pagar poco a poco la deuda
acumulada durante estos tiempos difíciles, y tendrán que
trabajar adicionalmente para reducir los deficits acumulados
hasta entonces. Esto puede tomar hasta una década en resolverse.
Llamaré a este periodo "La Década Perdida" (Perdida
ante los Chinos, por supuesto)
Recuerdo al principio de la era digital, cuando aún estábamos
trabajando con Photoshop 1 y 2, tenía un amigo, un colega
que me ayudaba con la impresión de mis hojas de contactos.
Esto era justo en el momento en el que los cambios que
llevaron a la revolución digital se empezaban a vislumbrar.
Jonathan Reff, mi colega, comenzó un negocio de consultoría
a fotógrafos que quisieran aprender sobre las nuevas herramientas
que comenzaban a aparecer y que marcaban ya un cambio de
paradigma en la fotografía. Entre los interesados se encontraba
un fotógrafo que en ese momento, probablemente era el fotógrafo
más importante para la industria automotriz.
Sus fotografías eran una leyenda. Hacía todos los esfuerzos
necesarios para tomar la foto en el momento preciso que
el sol se metía por el Océano Pacifico en la playa de Malibu.
Los costos de imágenes como éstas eran de tres dígitos.
Tomaba las fotos con una cámara de 8 x10 pulgadas, que
obviamente usaba película. La producción de estas imágenes
era tan compleja que requería de un ejercito de asistentes,
iluminación y muchos autos, al estilo de una enorme producción
Hollywoodense.
Recuerdo que Jonathan le sugería a este fotógrafo que
empezara a conocer las nuevas herramientas digitales que
hacían posible reducir los costos de sus magnas producciones
fotográficas. Lamentablemente, él creía que no era necesario
aprender nada nuevo, pues lo que hacía, lo hacía ya tan
bien como se podía hacer, así que no escuchó las recomendaciones
de Jonathan.
Simplemente se le olvidó que habían muchísimos otros fotógrafos
que estaban listos y dispuestos a aprovechar la oportunidad
y ofrecer las mismas imágenes por una tercera parte de
lo que él cobraba. Lamentablemente el cliente de Jonathan
perdió competitividad y finalmente quebró y perdió su negocio.
Esto ocurrió a principios de los noventas.
Es interesante destacar que dos de los clientes de dicho
fotógrafo eran General Motors y Chrysler. Estas empresas
a su vez no parece que registraron el mensaje tampoco,
y siguieron produciendo autos de la misma manera que éste
fotógrafo producía imágenes, con unos gastos de producción
gigantescos y con poco interés en los cambios tecnológicos
que requieren de una nueva visión.
Menciono todo esto por que muchas escuelas de fotografía
alrededor del mundo, siguen preparando a sus estudiantes
con tecnologías que correspondían a la era analógica. Yo
en lo personal no tengo ningún problema por las preferencias
que alguien pueda tener por métodos antiguos, siempre y
cuando estén al tanto de que no podrán ser competitivos
en el mercado actual. Ahora bien, si eres alguien que va
a la escuela para aprender y prepararse para el futuro,
para ganarse la vida, es mejor que estés consciente de
que el mundo está cambiando tecnológicamente de manera
constante, incluso mientras lees estas palabras.
Sí, yo sé que la fotografía no es únicamente utilitaria,
sino una herramienta para la expresión artística también,
o viceversa. Pero aún nuestros colegas más renuentes al
cambio, y quienes se ven a si mismos como artistas bajo
esquemas tradicionales, tendrán que que admitir que la
distribución de su trabajo estará inevitablemente ligado
en algún momento a nuevas tecnologías. Incluso, aquellos
que pintan sólo con los dedos se encuentran ya mostrando
sus creaciones a través del internet.
"La década perdida" no
tiene por que pasarte a ti también.
Pedro Meyer
Coyoacán
Marzo 2009.