Uno puede observar cómo en años recientes un número creciente de quienes han utilizado fotografías en su obra empezaron a preferir no describirse a sí mismo como fotógrafos
Ahora son “artistas”,
como si los fotógrafos pertenecieran a una especie distinta.
Hasta cierto punto sí, por lo que se puede ver en el mercado.
Parece que si uno se asume como artista, la misma obra puede obtener
precios considerablemente más altos que si se proviene
de un fotógrafo.
Así que no se si felicitar a estos colegas por ser tan
prácticos o si cuestionar su oportunismo y su voluntad
de bailar al son que les toque el capataz.
©
Pedro Meyer, 2004
Pero, aparte de cuestiones que pudieran parecer de índole
moral, al parecer hay algo que todos pasan por alto, hay que verlo
más de cerca.
La fotografía no es lo que solía
ser, mucha gente viene inventando nuevas palabras para
describir las obras que han surgido en esta era digital, aparentemente
necesitábamos acuñar nuevos términos para
decir que algo ya no es fotografía.
Asi que no solo ha habido un éxodo de fotógrafos
a la tierra de los “artistas”, sino que además
ahora todo el mundo intenta encontrar nuevos términos para
describir las imágenes producidas en esta era de las computadoras.
Es claro que se manifiesta por medio de esto una insatisfacción
con algo muy específico, después de todo los nombres
solo describen lo que acontece. Parece que cualquier aprobación
y reconocimiento importante se le otorga principalmente al artista
y no al fotógrafo, obviamente la remuneración es
proporcional. Y si a algo se le puede pegar la etiqueta de NUEVO,
es probable que tambien despertará mayor interés,
esto es lo que nos dice el mercado.
Quizá esto nos ayude a entender el creciente distanciamiento
de los términos “fotógrafo” y “fotografía”,
que al parecer se asocian con ideas obsoletas y pasadas de moda.
No obstante opino que están equivocados y que debemos hacer
todos los esfuerzos, especialmente en este momento de la breve
historia de la fotografía, para aprovechar la oportunidad
y en lugar de retraernos, expandir los horizontes de la fotografía,
no abandonarla y perder de vista hacia donde podemos avanzar en
nuestros propios términos.
Permítanme explicarme. Encuentro que la fotografía
esta en el umbral de su mejor momento creativo y que los mejores
tiempos están por venir. Sin embargo la naturaleza msima
de lo que entendemos como fotografía en la era analógica
debe de ser reconsiderada. Sí, la fotografía sigue
siendo todo lo que fue pero también mucho más .
©
Pedro Meyer, 2004
La palabra fotografía , como todos
sabemos, quiere decir “escribir con luz”. Pues
bien, nunca en mi vida tuve una experiencia más cercana
a realmente escribir con luz que lo que he tenido en años
reciente, cuanto al amparo de una lápiz electrónico
he podido mover a voluntad todos esos píxeles que capturé
con mi cámara digital o fueron escaneados de una película.
El sentarme frente a la pantalla de la computadora y manipular
esos píxeles ha sido la experiencia más cercana
que he tenido a la noción de lo que se suponía que
la fotografía tenía que ser, por lo menos desde
el punto de vista de quienes inventaron la palabra para describir
al proceso llamado fotografía.
Hoy en día, puedo explorar y sumergirme en el fondo de un mar de píxeles y tocar cada píxel individualmente con un lápiz electrónico, algo sin paralelo comparado con lo que antes podía hacerse con respecto a los haluros de plata individuales incrustados en un mar de gelatina. Esta premisa básica transformó
a la fotografía para siempre.
Bajo estas nuevas reglas, el límite de la fotografía
solo sera nuestra imaginación. Así que la cuestión
se reduce a lo siguiente: Podemos expandir nuestra interpretacion
de lo que es la fotografía para ampliar nuestra comprension
de este medio, fortalecerla y así hacer que la FOTOGRAFÍA
sea más influyente, o dejaremos las cosas como están
y limitarnos a observar como todo se erosiona lentamente mientras
que todos llaman a la fotografía por otro nombre y sin
que ya nadie quiera que se le identifique como fotógrafos.
O reinventamos las nociones que tenemos de la fotografía
ampliando generosamente lo que se entiende como fotografía
o probablemente terminaremos no teniendo ya mucho que defender
al observar que las imágenes serán llamadas de tantas
maneras menos fotografía.
Por mi parte, encuentro que mientras más altero mis imágenes,
más fotográficas se vuelven, pero también
estoy en la línea de ver a la fotografía de maneras
nuevas. Estoy convencido de que tan pronto como veamos a la fotografía
con una perspectiva más amplia, el “mercado”
reconocerá que no hay tantos dilemas en el asunto de los
fotógrafos y artistas como referentes.
SLos fotógrafos documentalistas más estrictos probablemente
también descubrirán a su gran sorpresa, que hoy
al igual que siempre, existe un espacio suficiente amplio para
que este tipo de trabajo se siga cobijando bajo el mismo término
de “fotografía” que usan los artistas. Así
como los periodistas no tienen problema alguno en utilizar palabras
para expresar sus ideas, aquellas que los poetas también
utilizan, ¿Por qué habría
de ser distinto con la fotografía? ¿Por qué
la “fotografía” debe de ser considerada de
manera distinta a la palabra? En cada una de estas instancias,
todos entienden el contexto.
©
Pedro Meyer, 2004
Pero,
aun habiendo dicho esto, el poeta se le llama poeta y no periodista.
Y es por eso que la lenta emigración de aquellos fotógrafos
que se hayan convertido en artistas nos ayude a comprender que
tales separaciones realmente sirven para definir estrategias de
trabajo que realmente son distintas y que no deben ser confundidas
o mezcladas. Lo que no quiere sugerir que dejemos de llamar a
lo que producimos como fotografías, a pesar de tener destinos
distintos y estrategias de producción diferenciadas. Por
eso, una fotografía, es una fotografía, es una fotografía, parafraseando
a Gertrude Stein.