Mi abuela Hilda me contó que conoció a Kurt cuando iban a las juventudes socialistas y los campamentos de verano. Desde entoces ella conserva a sus amigos. Casi todos eran judios que emigraron durante la guerra. Siguen escribiéndole y la visitan en Viena.

En ese tiempo mi abuela empezó a hacer fotos. Su padre le regaló una cámara. Aprendió a revelar y a imprimir las fotos en el sol.

Hilda y Kurt se casaron en 1931.

Al año el enfermó de esclerosis múltiple y mi abuela lo cuido durante ocho años. Al final Kurt ya no podia hablar. En la guerra declararon su hogar judío.

 

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