Desde hace varios años la
fotógrafa norteamericana que radica en Francia recorre
México con ojos de lotería, su nombre es Jill Hartley y
la apuesta de su juego consiste en componer, desde los registros
personales de su cámara viajera, una serie de imágenes
que son homenage y variación a las estampas del popular juego
de azar que es, todavía y desde hace muchas décadas
pasatiempo en las ferias pueblerinas y en las tertulias familiares de
nuestro País.
De esta manera el paisaje mexicano,
las gentes en su ordinario transitar, sus cosas cotidianas, su flora
y fauna de todos los días proveen los modelos para una
lotería fotográfica en blanco y negro, nueva
reinterpretación de aquel universo colorido donde la suerte
elige entre la dama y el diablo, el barril y la sirena, el
ponsoñozo alacrán y la muerte con guadaña.
Así es como la estampa de la mujer es ocupada ahora por el
retrato aéreo del volcán Iztaccihualtl y una bombilla
eléctrica -adaptada como maceta- hace las veces de la pera. Y
es así que la estrella es también piñata y al
convite de imágenes se ha invitado al moderno avión:
sombra y silueta sobre la ciudad más grande y populosa del
mundo.
La Lotería Fotográfica Mexicana de Jill Hartley se publicó por primera vez en 1995 por Petra Ediciones y Conaculta.
Fue reditado en 1999 y 2008.
Se exibió por primera vez en el Centro Cultural de México en París, Francia, en 1995 y en México en el Centro de la Imagen en 1996.