La mayoría empieza con trajes prestados por sapeurs consolidados,
que les inician en los secretos de la Sape. La Sape congolesa, salvo
alguna rarísima excepción, es cosa de hombres y, además, no se hereda
sino que se adquiere por decisión propia.

Importancia de los sapeurs en la cultura congolesa:
Los jóvenes sapeurs fueron de los primeros “aventureros” que viajaron a Europa (especialmente a Paris) y regresaron con nuevas ideas y objetos que no existían en Africa en aquel tiempo. Hoy en día, la situación ha cambiado ya que la mayoría de los jóvenes congoleses al igual que otros africanos ven en Europa la única solución a sus problemas. Todos quieren viajar a Europa para mejorar su difícil situación actual.

Un sapeur es por definición una persona no-violenta en un contexto en el que han tenido lugar 3 guerras civiles desde la independencia. Reivindican una moralidad exquisita pero como dicen “Solo hay Sape cuando hay paz…”

La ilusión que representan ha sido apoyada, desde el gobierno, para intentar normalizar una situación de post-conflicto. Con la guerra civil iniciada en 1997, la Société des Ambienceurs et des Persones Élégantes, interrumpió sus actividades hasta el 2002. Regresaron con el lema: “Dejemos las armas, trabajemos y vistámonos con elegancia”.

Son un símbolo de identidad nacional. Los congoleses de a pie están orgullosos de ser los más elegantes entre los africanos. Los sapeurs serían de algún modo la élite. El famoso músico de Kinshasa (Congo-Zaire) Papa Wemba, quien viajaba a menudo a Brazzaville  donde quedó fascinado por los sapeurs y sus maneras,  fue quien popularizó el fenómeno de la Sape a partir de los años 60 con sus canciones y le dio una dimensión internacional.

Han servido de modelo para el resto del país –ricos y, especialmente, ministros- a vestirse con elegancia y comportarse con educación.