Crecí en la ciudad de Nueva York, donde
se dice que las personas caminan mirando de frente sin dejar que sus ojos
giren hacia otras direcciones. Con algunas excepciones esto es cierto. El
paso rápido obliga a las personas a correr de un lugar a otro con
poco tiempo para parar y disfrutar las bellezas alrededor de ellos.
Estoy convencido que se puede encontrar la belleza
por doquier, desde una escena pastoral en tiempos de primavera, hasta un
mugroso basurero tirado detras de un edificio.
Todos los sitios que he pintado me han saltado
pidiéndome que los ilustre. Puedo ir caminando por la calle y de
pronto veo la imagen. La composición, la luz y los colores se me
presentan.Hay ocasiones en que otras personas se encuentran conmigo en ese
momento de inspiración y luego se sorprenden cuando ven la pintura
final. Eso viste?, preguntan.
El deseo de capturar estas imágenes precisamente
como yo las percibo es una de las razones por las que me siento tan atraído
a las computadoras. Antes de las computadoras probé con distintos
medios. Uno de los que utilizaba más frecuentemente para fijar los
colores era Dr. Martin's Radient Dyes. Este me daba los mejores colores.
Utilicé también lápices de colores Eagle Verythin
(eran duros y se mantenían afilados) para resaltar los detalles.
Los resultados nunca me resultaron adecuados. No importaba cuanto trabajara,
no podía obtener el detalle deseado.
Cuando vi la Mac 128 en enero de 1984 fue para
mi una revelación, había encontrado mi herramienta. Aun cuando
solo era blanco y negro con baja resolución (72 ppi), MacPaint
con sus "Fatbits" hizo click en mi cabeza. Podía adentrarme
en la imagen y crear detalles como nunca antes. Sentí que debía
crecer con este nuevo medio. Como la historia nos lo dice, he podido hacerlo.
En la medida que la tecnología va cada vez
mas rápido y es mas poderosa, el mantenerse al día es todo
un desafío. Incluso ha abierto puertas nunca antes disponibles para
mi: la animación, el video, el sonido, 3D; todas estas áreas
de exploración me dan un sentido de emoción, como la de un
niño en una mañana Navideña.
Bert Monroy puede ser contactado en: bmonroy@crl.com
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