acotacion

Esta exposición es el resultado de siete meses de trabajo en Japón. Estuve viviendo allí de agosto de 2001 a abril de 2002, gracias a una beca que me dio la Fundación Japón. El principal objetivo de mi proyecto inicial fue interactuar con la cultura japonesa para producir obras de arte sonoras que serían el resultado de esta relación.

Pero, ¿por qué Japón?. Soy compositor, y Japón tiene una cultura milenaria en la que el sonido ha estado en el centro de muchas de sus tradiciones.Manuel Rocha Diaz, 1960 El énfasis y la concentración en la disciplina de escuchar es fundamental en la cultura japonesa.

El sonido de nuestros pasos caminando en pisos de madera, el sonido del viento contra las paredes de papel, el sonido suave del agua de una pequeña fuente, etc. Todos estos sonidos cotidianos están relacionados con la arquitectura japonesa, y están diseñados para ayudar al individuo a lograr un estado contemplativo y espiritual en su vida.

Por otro lado, el arte sonoro se ha desarrollado mucho en Japón, y me interesaba intercambiar experiencias con artistas sonoros japoneses, compositores de música contemporánea, y músicos tradicionales. Pero lo que más me empujó a viajar a esas lejanas tierras fueron tal vez las impresiones que tuve de niño cuando mi padre (arquitecto) nos mostraba sus fotos de Japón, y nos hablaba del único otro país en el que vivió varios meses (fuera de su país México) cuando tenía tan sólo veinticuatro años de edad.

Además de ser compositor, a lo largo de casi dos décadas he estado involucrado creativamente con la fotografía y con obras intermedia que tienen que ver con elementos visuales y sonoros. Aparte de grabar la vida cotidiana en Japón, en mis planes estaba también el realizar fotografías con mi cámara contax auto-focus. Siendo un buen amigo de Pedro Meyer, le conté de mi trabajo y de mi pretendido viaje al Japón. Pedro tuvo entonces la maravillosa idea de involucrarme en un proyecto para ZoneZero. El pensó que seria una buena idea pedirle a la compañía japonesa EPSON que me prestara una de sus cámaras digitales para fotografiar su país.

Partí pues al Japón, y EPSON me prestó una cámara digital. Esta era la primera vez que utilizaba un instrumento de éstos, y tengo que admitir que en el comienzo me fue difícil acostumbrarme a él. Sin embargo, la cámara que utilicé tenía también la facultad de crear mini videos de casi 30 segundos, y siendo digital, la conveniencia de poder almacenar las imágenes en mi computadora para trabajar con ellas, y poder mandárselas instantáneamente a Pedro vía Internet. Al final pienso que tomé imágenes interesantes que se relacionan con las ideas que desarrollé en el campo sonoro; por otro lado, también se me ocurrió crear algunos videos haikus, es decir, pequeños videos que de alguna manera están relacionados con la forma tradicional poética japonesa que utiliza 17 sílabas en un poema.

Japón fuera del tiempo es el resultado de un trabajo cotidiano que consistió en grabaciones sonoras de campo estereofónicas (que también pueden ser consideradas como paisajes sonoros), fotografía digital, video digital, y trabajo de composición. Lo interesante de mi visión particular del Japón no fue tanto el haber descubierto la otredad de esta cultura que muchos artistas occidentales han encontrado en el reciente y remoto pasado, sino el hecho de haber usado todos mis sentidos y de haberlos combinado a través de distintos medios para crear un discurso multidisciplinario que es el resultado de esta exposición.

Pienso que esta muestra debe hablar por sí misma, y que no se necesita ninguna explicación para que ésta sea entendida, pero sin embargo, debo mencionar algunas fuertes impresiones que tuve del Japón que fueron completamente distintas de las cosas que imaginé ver antes de haber estado en ese país. Primero, la integración de la tradición (Shintoísmo y Budismo) con el estilo occidental moderno de vida es completamente orgánica.

En medio de una grande ciudad como Tokio, al estar rodeados por cientos de gentes moviéndose en distintas direcciones, uno puede de pronto escapar y encontrarse en un lugar apacible y silencioso en donde vislumbramos un maravilloso santuario sintoísta en el que la gente se detiene unos instantes para efectuar un ritual. Segundo, que existe una cualidad particular de esta cultura en la que muchas cosas nos parecen absurdas y raras, tal vez porque se trata de una civilización oriental diferente a la nuestra (aunque yo no la encontré tan distinta de México).

De cualquier modo, las vidas tradicionales y modernas se mezclan y a veces se contradicen, creando extrañas sensaciones que reflejan situaciones aparentemente fuera de lugar. Finalmente, el desarrollo de la tecnología en Japón y la manera en que esta se inserta en la vida cotidiana es algo que nunca vi en ningún otro lado. Pantallas de video gigantes en las calles, cientos de centros en los que uno puede divertirse con los más insólitos juegos electrónicos, parlantes por doquier emitiendo una gran variedad de sonidos, etc.

Hay tantas cosas de las que quisiera hablar, pero no hay necesidad porque una selección de mis impresiones más importantes está reflejada en esta exposición. Me queda claro que Japón es un lugar contrastante y complejo, y pienso que cualquier talentosa visión artística de ese país siempre me parecerá interesante. Quiero agradecer a Pedro Meyer por haberme alentado a desarrollar este proyecto, a todo el equipo de trabajo de ZoneZero, y a toda la gente de EPSON que fue gentil conmigo y me ofreció todo su apoyo.

 

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