Images from Havana

I hold back time in a city where time already stood still. I walk these streets a million times from Vedado to downtown Havana and after that to Old Havana. Sometimes I go by the pier, bordering the sea. Other times, I walk towards the Havana Libre hotel and from there I cross the city.

Earlier I would do that journey by bus. From the corner where I used to live to Centro Havana or sometimes to Old Havana. Or I would go in an old Ford from the fifties which would make the same run with four or five passengers each paying one peso. Since the early nineties I do this walking. The buses do not come by as often, neither do cars and the streets of Havana have become populated with cyclists and pedestrians.

The oil which formerly came from the Soviet Union is now evidently missing, that among many other scarcities brought on by the fall of the socialist countries and the economic blockade imposed on this island since more than thirty years ago.

Maybe this story had already started in the XIX century , with a long series of speeches proclaiming the island's uniqueness. (An island in politics as in it's geography) shouted the clergyman Felix Varela at the start of last century.

The streets have taken to darkness. At night, La Havana is a city imbued with shadows. I walk, I have walked these streets a million times. And since my first trip in 1988, I am fascinated.

I'm a witness to a diversity of ceremonies that happen along these streets, in these houses and which I pick up with my camera, in silence.

Streets populated with people waiting. With music. With saints. With secret rites. With syncretism. With Cubans which sell and tourists that buy. I find an airplane, abandoned in the midst of nowhere and they can't explain how it got there. They tell me there where no more spare parts. I see a shadow on a post which lasts only as long as I take to photograph it and which is the reflection of a game invented by children. And I walk, thinking of this country, of this island. Of Che Guevara, of Jose Marti. Of Fidel, who is playing alone a match of chess at the club Capablanca.

I'm trying to decipher the intimate secrets of this city and its time, which are also my own.

Pablo Cabado

Pablo Cabado can be reached at: pcabado@hotmail.com


Imágenes de la Habana

Detengo el tiempo en una ciudad donde el tiempo ya se detuvo. Camino estas calles un millón de veces desde el Vedado hasta Centro Habana y después hasta La Habana vieja. A veces lo hago por el malecón, bordeando el mar. Otras, camino hasta el hotel Habana Libre y desde allí atravieso la ciudad.

Antes hacía este recorrido en guagua. Desde la esquina de la casa en dónde vivía hasta Centro Habana o a veces hasta la Habana Vieja.

O si no en algún viejo ford de los años 50 que cumplía el mismo trayecto con cuatro o cinco pasajeros que pagábamos un peso.

Desde principios de los 90 lo hago caminando. Las guaguas ya no pasan con frecuencia, los autos tampoco y las calles de La Habana se han ido poblando de peatones y ciclistas. La falta del petróleo que proveía la Union Soviética se ha hecho manifiesta, entre otras muchas carencias producto de la caída de los países del bloque socialista y del embargo económico impuesto a la isla desde hace más de 30 años.,

Quizás esta historia ya había empezado en el siglo XIX, con una larga serie de discursos en los que se proclamaba la excepcionalidad insular. (Isla en política como en su geografía) clamaba el presbítero Félix Varela a comienzos del siglo pasado.

Hoy las calles se han vuelto oscuras. Por las noches, La Habana es una ciudad en penumbras. Yo camino. He caminado estas calles un millón de veces. Y desde mi primer viaje en 1988, lo hago fascinado. Asisto a diversas ceremonias que se van produciendo en estas calles, en estas casas y que recojo con mi cámara, en silencio. Calles pobladas de gente que espera. De música. De santos. De ritos secretos. De sincretismos. De cubanos que venden y de turistas que compran.

Encuentro un avión abandonado en el medio de la nada y no saben explicarme como llegó hasta allí. Me dicen que ya no había repuestos. O veo una sombra en un poste que dura lo que yo tardo en fotografiarla y que es el reflejo de algún juego inventado por los niños. Y yo camino, pensando en este país, en esta isla. En el Che Guevara, en José Martí.

En Fidel, que juega solo, una partida de ajedrez en el club de barrio Capablanca.

En tratar de descifrar los secretos íntimos de esta ciudad y de su tiempo. Que es también el mío.

Pablo Cabado

Pablo Cabado puede ser localizado en: pcabado@hotmail.com