Algunas son verdaderamente subrepticias, incluso depredadoras; otras son candorosas en su apreciación fortuita de una pierna desnuda o de un compañero de casa bañándose, momentos que se revelan en toda su frescura al ojo desprevenido. Pudiera parecer ingenuo buscar belleza en las miradas furtivas a una mujer que se desviste o a una pareja en la cama.

Sin embargo, lo que esperamos mostrar con esta colección es que la lascivia y la pureza pueden ir de la mano. Mirar es un placer fundamental, se este invitado o no. El voyeurismo tiene su propia inocencia. Y no hay mejor manera de celebrarlo que a través de las lentes de estos grandes–y afortunados–fotógrafos.

LOS EDITORES

         

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