Haciendo covers de fotografías o Fotografía de cubierta
Ya sea que compremos un libro, nos lo preste un amigo o lo saquemos de la biblioteca, nuestro propósito casi siempre es leerlo. Si el libro tiene una portada ilustrada, generalmente le echaremos un vistazo rápido; pero aunque nos enamoremos de la imagen de esa portada y la grabemos en la memoria con fuego, en realidad lo que nos interesa es el contenido del libro, no la portada… y esto, querido lector, es como debe ser.
Los libros en esta exposición, sin embargo, no están aquí por su contenido; están aquí por sus portadas: trama, temática… todo lo que sucede entre los forros es, para propósitos de esta muestra, secundario, si no es que incidental.
¿Por qué habríamos de ocuparnos acerca de las portada ilustradas de los libros? ¿Por la calidad del diseño? ¿El alto nivel de la ejecución? ¿La originalidad del concepto? Todas ésas son buenas razones, pero en este caso, no son las precisas. De hecho, la falta de originalidad de estas portadas es lo que las hace dignas de ser examinadas.
Todos estos libros han sido escogidos porque las imágenes en sus portadas hacen referencia de alguna manera, a otra imagen; a una fotografía, para ser más precisos: una cuya significación o popularidad le ha ganado a sí misma o a su creador, un lugar en la historia de la fotografía.
¿Cómo? ¿Diseñadores e ilustradores se roban ideas pictóricas de los fotógrafos y las usan para sus propósitos particulares? Pues sí, y resulta ser que dicha práctica no es inapropiada o siquiera infrecuente. Gente creativa de todas las disciplinas se ha apoderado comúnmente de las ideas de otros, así sea como cimientos sobre los cuales construir. Viene al caso algo que dijo Sir Isaac Newton:
"Si he podido ver más lejos es por haberme parado en los hombros de gigantes."
Pero quizá Newton es demasiado respetuoso. Más a propósito puede resultar una cita del compositor Igor Stravinsky (aunque también atribuida a Pablo Picasso):
"Los artistas menores toman prestado; los grandes artistas roban."
Vivimos en una cultura que se mantiene actual mediante el reciclaje continuo del pasado, y lo hemos hecho en mayor o menor medida, durante siglos. De hecho, mientras más pasado acumulamos, parece que nos apoyamos más en él; acudimos a su fuente para buscar estimulación y lo desbaratamos para obtener partes sueltas. Artistas de todas las disciplinas exploran la historia del arte y la cultura como consecuencia lógica, en busca de la imaginería que les pueda ofrecer la inspiración o la justificación para su propio trabajo.
En el caso de las portadas de libros, los diseñadores examinan cotidianamente las monografías y antologías fotográficas, en busca del material que les pueda servir como metáfora para el contenido de los libros que les han encargado ilustrar.
En esta exposición, cada portada es comparada directamente con una fotografía muy conocida con la que tiene algún nivel de similitud. El grado de semejanza varía, por supuesto, y es ahí donde la comparación puede volverse interesante: a veces la conexión es muy evidente, un ejemplo de imitación o incluso de descarada apropiación. En otros casos resulta ser una cuestión en la que el diseñador o el ilustrador están sutil o inconscientemente influenciados por un fotógrafo o una fotografía en particular. Finalmente, puede no haber rastro o influencia directa — o aun indirecta—, sino que, a falta de un mejor término, se trata de una coincidencia ‘inteligente’, esto es, una idea o tropo visual que es, — como Carl Jung lo pondría—, parte de nuestra consciencia cultural colectiva. Este último tipo de conexión se puede manifestar de varias formas en grupos o individuos que no tienen una relación evidente entre ellos.
Mediante la comparación de los diseños de las portadas con las fotografías de donde provienen o podrían ser derivados, esta exposición intenta hacer las siguientes preguntas: ¿Qué tanto se puede estirar este concepto de influencia sin que se rompa? ¿Cómo se procesa la sintaxis visual en la cultura y dónde termina la influencia y se inicia la coincidencia? En lugar de ofrecer respuestas específicas para casos individuales, los ejemplos de esta exposición se han armado con la esperanza de que le demos una pensada a algunas de las ideas más complejas que estas interrogantes formulan y quizá, invitarnos a hacer algunas preguntas propias… o por lo menos a tener una experiencia visualmente más estimulante en nuestra próxima visita a una librería.