La Farsa Magnum


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La farsa Magnum
por Colin Jacobson


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En una entrevista que Parr concedió a la British Journal of Photography en 1993, él dijo: "Como punto de partida uso los prejuicios. Luego preparo un cuerpo de trabajo en torno a el prejuicio asociado con ese tema. Al subvertir un tema ofrezco un espacio donde la gente puede ejercer su prejuicio… Tomo fotos de lo que yo siento necesita ser fotografiado. Estoy explorando mi propio sentido intuitivo de lo que me parece interesante. Al hacer eso, pueden surgir muchas cuestiones, pero no es mi papel resolverlas." Podemos preguntar legítimamente, ¿en el caso de la publicidad, a quién le toca ese papel entonces?

Grogan aclara su posición: "Siempre averiguo con el fotógrafo acerca de cualquier uso específico, pero Magnum no tiene normas establecidas acerca de la publicidad. Es la decisión del fotógrafo aceptar o denegar." Martin Parr: "Yo juzgo cada imagen por sus méritos, pero es difícil establecer qué es legítimo y qué no. No hay reglas básicas establecidas." Reconoce que los anuncios de Pepe eran casos límite, pero que: "A las personas que aparecen en las fotos se les avisó lo de los encabezamientos, y ellas podían aceptar o rehusarse." Cabe recordar que muchas impresiones del archivo de Magnum llevan un sello atrás que exige a los usuarios respetar la integridad de la imagen y el espíritu de los pies de foto.

La foto usada en los primeros dos anuncios de Pepe originalmente formaba parte de un proyecto mayor sobre la clase media británica. Muestra una fiesta de verano del partido conservador. Usando el criterio de Parr, ¿qué prejuicio es el que se nos invita a ejercer aquí? ¿Nos reímos del extraño modo en el que están paradas, o vestidas estas personas, de su extraña apariencia? ¿O ahondamos todavía más en los sistemas de valores que les atribuimos a estos individuos? ¿Seguramente son ingleses excesivamente circunspectos e intolerantes? Pero todos nos ponemos inquietos frente a una cámara, y sobretodo una que repentinamente se nos dirige como si fuera una arma ofensiva. (Al hablar de su metodología de trabajo Parr dice: "Me coloco muy cerca de la gente porque es la única manera de obtener la foto. Te les pones enfrente. Aún ahora, me cuesta trabajo. Finjo que estoy enfocando otra cosa… No intento esconder lo que estoy haciendo - eso sería una locura" BJP, 1989.)

El hecho es que ni nosotros ni Parr sabemos nada sobre estos individuos, salvo que estaban asistiendo a una fiesta del partido conservador Tory en un jardín. Por lo tanto, los están usando como utilería en una mampara fotográfica; las fotos nos invitan a tirar esponjas a los recortes de cartón. Sería desconcertante para Parr si se enterara de que estos individuos eran en realidad más bien buenos y bondadosos, y que no creían que se debiera azotar a los criminales en público. Como fotógrafo no se puede permitir saber nada de ellos como personas, porque eso trastornaría sus ideas fijas. (El segundo anuncio de Pepe donde se presenta a un hombre en una segadora dice: "Recorta esto y mételo en el culo.")

De este modo tres personas que asistieron a cierta fiesta de verano en Bath, acaban en un anuncio para pantalones de mezclilla de moda con un encabezamiento despectivo: "El mundo está lleno de personas que esperas nunca conocer." La técnica del anunciante es más evidente que la de Parr; estas horribles personas no se juntarían con estas otras personas ni muertos. ¿Es que los "Creativos" de la agencia publicitaria han caído en la trampa prejuiciosa de Parr, asumiendo que la foto se tomó originalmente como una forma de subversión cultural? ¿O es que han reconocido que en la obra de Parr los seres humanos son sólo símbolos que se usan para sostener y reforzar una serie de valores y actitudes predeterminados? En ese caso, fotografías tomadas en un contexto específico pueden ser usadas en cualquier otro. Como dijo el mismo Parr: "Se puede hacer que cualquiera parezca un imbécil. A veces estoy consciente de lo idiota que me vería en una foto."

El fotógrafo David Hurn, un miembro de Magnum durante años, reflexiona sobre este asunto: "En sí no hay nada malo en usar una fotografía fuera de contexto. Hoy en día las impresiones se venden por mucho dinero, y muchos fotógrafos famosos exponen trabajo que originalmente fue tomado para su reproducción editorial." Sin embargo, en el caso de la publicidad, Hurn cree que la cuestión es más difícil. "Si se usa una fotografía editorial para vender un producto, me preocupa más su tono. ¿Es vulgar o no? ¿Es decente y honesto? Los fotógrafos no tienen ningún derecho de maltratar a otros seres humanos."



Colin Jacobson es un editor independiente de fotografías y profesor-visitante en el
Centro de Estudios Periodísticos de la Universidad de Cardiff. Comentarios a:

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