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La Leica es la pionera de las cámaras de 35mm. En estricto sentido no fue realmente la primera cámara en usar película de 35mm, pero sí fue la primera en recibir gran publicidad y ser comercializada con éxito. Esta cámara provocó el “boom” de la cámara escondida de los años 30. Es un típico producto alemán: preciso, minimalista, y tremendamente eficiente. Detrás de su aceptación universal se encontraba una compañía familiar con conciencia social que incluso durante la época de los nazis se comportó con una gracia, generosidad y modestia fuera de lo común.
E. Leitz Inc. La compañía que diseñaba y fabricaba el producto fotográfico más famoso de Alemania salvó a sus judíos. Ernst Leitz II, el patriarca protestante de ojos color azul acero que estaba al frente de la compañía, actúo de tal manara durante el Holocausto, que se ganó el título del “Schindler de la industria fotográfica”. George Gilbert, un veterano escritor de temas de fotografía, relató la historia la semana pasada durante la convención de la Leica Historical Society of America en Portland. Leitz, fundada en Wetzlar en 1869, tenía una tradición de excelente trato a sus trabajadores. Pensiones, permisos por enfermedad y seguro médico fueron instituidos desde muy pronto en Leitz, que dependía de una fuerza de trabajo calificada que trabajó para ellos por generaciones, y muchos de ellos eran judíos. Tan pronto como Adolfo Hitler fue nombrado canciller de Alemania en 1933, Ernst Leitz II comenzó a recibir desesperadas llamadas de sus socios judíos para que los ayudara a escapar del país con sus familias. Al no ser judíos, Leitz y su familia no eran afectados por las leyes de Nüremberg, que restringían las libertades laborales y de movimiento de los judíos. Para ayudar a sus colegas y empleados judíos, Leitz rápidamente estableció lo que los historiadores han bautizado “El Tren de la Libertad Leica”, un mecanismo mediante el cual los judíos podían salir de Alemania como supuestos empleados de Leitz. Empleados, distribuidores, familiares y hasta amigos de las familias fueron “asignados” a las oficinas de Leitz en Francia, Inglaterra, Hong Kong y los Estados Unidos. Pronto, los “empleados” alemanes desembarcaron del trasatlántico Bremen en Nueva York, dirigiéndose luego a las oficinas de la compañía Leitz en Manhattan, en donde los ejecutivos rápidamente les encontraban trabajo en la industria fotográfica. Los refugiados recibían un estipendio hasta que encontraban trabajo. En esta migración llegaron diseñadores, técnicos en reparación, vendedores y escritores de la prensa fotográfica. El Tren de la Libertad Leica se mantuvo discretamente, alcanzando su apogeo entre 1938 y principios de 1939. Terminó cuando Alemania cerró sus fronteras al invadir Polonia el 1º de septiembre de 1939. Para ese entonces cientos de judíos amenazados habían escapado a Estados Unidos gracias a los esfuerzos de Leitz ¿Cómo fue que Leitz y compañía pudieron lograrlo? Leitz era una marca con reconocimiento internacional que otorgaba prestigio al nuevo Reich. La compañía fabricaba localizadores de rangos y otros sistemas ópticos para el ejercito alemán. También el gobierno nazi necesitaba divisas con urgencia y el mercado más grande para productos ópticos eran los Estados Unidos. Aun así, los miembros de la familia Leitz y su compañía sufrieron por sus buenas acciones. Un ejecutivo de alto nivel, Alfred Turk fue encarcelado por ayudar a los judíos y solo pudo ser liberado tras pagar un gran soborno. Elsie Khun-Leitz, la hija de Leitz fue hecha prisionera por la GESTAPO al ser capturada en la frontera ayudando a escapar a unas mujeres judías a Suiza. Fue liberada después, pero fue tratada con dureza durante los interrogatorios. También cayó bajo sospechas cuando intentó mejorar las condiciones laborales de 700 u 800 prisioneros ucranianos asignados para trabajar en la planta en los años 40. (Tras la guerra Khun-Leitz recibió numerosos honores por sus esfuerzos humanitarios, entre ellos el Officier d’Honneur des Palms Academique, de Francia, en 1965 y el Aristide Briand Medal de la Academia Europea “Ianthe” en los años 70) ¿Por qué nadie había dicho nada hasta ahora? De acuerdo al ya fallecido Norman Lipton, un escritor y editor independiente, la familia Leitz no deseaba ninguna publicidad por sus heroicos esfuerzos. Solo hasta el fallecimiento del último miembro de la familia Leitz, el “El Tren de la Libertad Leica” fue sacado a la luz. Ahora es el tema de un libro , "The Greatest Invention of the Leitz Family: The Leica Freedom Train," (El invento más grande de la familia Leitz: “El Tren de la Libertad Leica”) de Frank Dabba Smith, un rabino californiano que actualmente reside en Londres.
George Gilbert
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