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Migraciones y Los niños de Sebastião Salgado



     

Seis años.
Treinta y cinco países.
Trescientas sesenta y tres fotografías en un libro.
Ochenta y tres fotografías en un libro de tema relacionado.
Tirajes de cien mil ejemplares cada uno en seis idiomas.
Dieciséis exposiciones.
Un fotógrafo.

En cualquier momento dado -ahora mismo por ejemplo- hay cualquier cantidad de fotógrafos arriesgando todo desde su solvencia económica hasta su seguridad física, al fin de documentar situaciones en todo el mundo. Ninguno de estos fotógrafos está trabajando por encargo, ni existe ninguna garantía de que su trabajo será publicado. En cualquier parte. Verdaderamente motivados desde adentro -con una vocación e impulsados por completo como están por una pasión desenfrenada por sus sujetos- estos fotógrafos ejemplifican el nivel práctico y la tradición más altos de la fotografía documental, esencialmente cumpliendo la promesa mayor de la fotografía: el ser testigo. (Ser testigo y la verdad objetiva no son necesariamente intercambiables en este caso.)

A los ojos de todos, Sebastião Salgado siempre ha mantenido un lugar privilegiado en la lista de fotógrafos documentales. Pero con Migrations (Migraciones) y The Children (Los niños) (Aperture), sus dos libros más recientes, Salgado se ha colocado de un tiro en una categoría propia con un cuerpo de trabajo que podría silenciar incluso a sus críticos más severos. Al narrar la historia de la humanidad en tránsito, Migrations (Migraciones) documenta la situación de los refugiados en África, Asia y América Latina, que huyen de todo desde la guerra, la pobreza, la represión y la limpieza étnica, hacia la promesa de una vida mejor. Dada la premisa de este trabajo, que "el mundo ha pasado de ser en su mayoría rural a ser urbano en su mayor parte," Migrations (Migraciones) no es simplemente un documento sino un libro fotográfico de consulta que atestigua uno de los mayores trastornos poblacionales de nuestra era.

Y el trabajo es hermoso. Aun la menos lograda de estas fotografías funciona narrativamente, contando la historia dentro de una historia, algo que muy pocos fotógrafos logran tan bien como Salgado (pienso en Eugene Richards también). Una niña pequeña está sentada entre barras paralelas mientras le ajustan una pierna protésica. Un hombre de una mansa seguridad se inclina sobre ella desde atrás, cubriéndole los ojos con una mano, y tiernamente sosteniéndole la barbilla con la otra. Ella ríe. La están queriendo (p.179). Una mujer palestina, evidentemente lo bastante mayor para recordar lo que sucedió en 1948, vive en un campamento de refugiados en el sur de Líbano. Está mirando directo a la cámara. ¿Guarda la llave de su casa en Palestina como hacen tantos refugiados palestinos? ¿Hay esperanza para ella? ¿Cuánto tiempo esperará y con qué fin? Es la simple franqueza de imágenes como ésta que hacen de este libro un documento extraordinario.

Pero Salgado va más allá. Haciendo un buen uso de un sofisticado vocabulario visual, es capaz de aventurarse desde lo literal hacia lo poético y metafórico. A diferencia de alguien como Koudelka, cuyo ímpetu fundamental es lo esotérico (al mismo tiempo que mantiene fuertes vínculos con la fotografía documental), Salgado hace esto al mismo tiempo que intenta mantener vínculos plenos con lo narrativo. Y es aquí donde se mete en problemas con algunas personas. ¿Es que nos está diciendo cómo se siente acerca de lo que ve, o cómo nos deberíamos sentir frente a lo que él está fotografiando? ¿Es éste un trabajo al que se le cargó la mano o simplemente una verdad personal plenamente reflejada?

Con todo y lo comprensible que sea hacerse estas preguntas, este cuerpo de trabajo las supera. Y son éstas fotografías las que definitivamente resistirán el paso del tiempo y en las que estoy más interesado. En un campamento de refugiados en Tanzania (pp. 184-185), la gente se ocupa de sus quehaceres cotidianos, captada sin darse cuenta bajo un cielo amenazador. Hay tiendas de tela improvisadas por todas partes. Parece que fuera otro día cualquiera, excepto para el fotógrafo. Las nubes de la tormenta que se está formando aparecen resaltadas en parte porque de hecho se ven más definidas que el campamento que está debajo. ¿Es esto el cielo y el infierno, la belleza y el dolor, todo en el mismo encuadre, vistos en el mismo momento? ¿Está viva la esperanza en este campamento? ¿O está a punto de ser arrastrada para siempre? Es este uso de lo poético lo que me atrae en este trabajo, y por lo que Salgado merece elogios sin reserva. Con Migrations (Migraciones) ha refinado su maestría en este tipo de imágenes dramáticas.

Su primer libro, The Other Americas (La otra América) estaba lleno de una versión cruda, menos refinada de este tipo de imágenes y fue muy bien acogido. Workers (Trabajadores), su segundo libro, contenía algunas imágenes extraordinarias y memorables, pero era menos logrado como libro. En primer lugar porque la edición no era buena . Y en segundo porque intentaba ser épico a cada vuelta de página. Pero ahí donde Workers (Trabajadores) fracasó, Migrations (Migraciones) acierta. En parte porque la repetición, que era la falla en Workers (Trabajadores), se usó con prudencia en Migrations (Migraciones), dejándonos saber que la misma desgracia humana está sucediendo al mismo tiempo en distintos países del mundo. Sólo esto basta para elevar el trabajo a dimensiones casi épicas.

 

Cuántos de nosotros hemos viajado a países tercermundistas, enviados o trabajando en proyectos personales sólo para encontrarnos con grupos de niños siguiéndonos a cada paso, que quieren que los fotografiemos sin ninguna garantía de que nos van a dejar trabajar. Llenos de sentimientos desde la culpa hasta el enojo, cada uno de nosotros ha sido obligado a desarrollar estrategias sensibles para hacer frente a este fenómeno.

Lo que hizo Salgado fue hacer un trato con cada grupo de niños: "Me voy a sentar aquí. Si quieren que les tome una foto, hagan una fila y les tomaré una foto. Y luego se van a jugar." El juego funcionaba hasta que entraba en una zona nueva. Así que los enfilaba otra vez para fotografiarlos de nuevo, y esto se repitió todo el tiempo que duró el proyecto de Migraciones.

Para sorpresa suya, y mía, éste es un conjunto de retratos digno de ser publicado. The Children (Los niños), que consiste de 83 retratos, son todas imágenes verticales, un formato que no aparece con frecuencia en la mayor parte de su otro trabajo. Casi todos los retratos están tomados desde la misma, aparentemente indiferente distancia. Sin embargo, son retratos hermosos y compasivos realizados por un fotógrafo que realmente está conectado con ellos. Estos retratos, tiernos, honestos, directos e intensos, se inscriben en la tradición de Lewis Hine y Jacob Riis. Y aunque estas imágenes no son exactamente iguales, los fotógrafos de retratos harían bien en volverse a familiarizar con este enfoque olvidado. Un retrato fuerte no necesariamente tiene que ver con lo que puedas hacer que otros hagan frente a tú cámara: donde hay una vida, hay una historia. Y simplemente el hecho de que un sujeto mire a la cámara, especialmente si se siente conectado por un momento con la persona que está detrás de la cámara, puede producir resultados fuertes y efectivos.

Sebastiao Salgado ©

Por último, no es raro preguntarse quién se beneficia de un cuerpo de trabajo, sobre todo cuando ese trabajo consiste en circunstancias fuertes y desafortunadas por las que atraviesan personas en todo el mundo. En muchos casos, la respuesta honesta es que el fotógrafo se beneficia muchísimo más de lo que podría beneficiarse cualquiera de sus sujetos. No estoy sugiriendo que esto está mal (aunque sí tengo un problema con la pretensión de que esto no es así). Salgado rebasa este problema a fuerza de puro trabajo. Salgado, su esposa y su equipo hicieron todo lo posible por asegurar que este trabajo fuera útil en el mundo. Entendiendo que su responsabilidad va mucho más allá de producir las imágenes, las fotos que aparecen en The Children (Los niños) serán exhibidas en Las Naciones Unidas en el otoño, con quince exposiciones adicionales y una tirada enorme para ambos libros en seis idiomas. No puedo pensar en otra persona que trabaje más, y que esté más apasionada y totalmente comprometida en la realización de su trabajo.

Nubar Alexanian.

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(Todos los libros estan en ingles)

Puede contactar a Nubar en: nubar@nubar.com