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Madrid, 11 de Marzo de 2004 por Julio Lopez Saguar
Quisiera simbolizar con esta imagen, los acontecimientos vividos ayer en Madrid. Esta fotografía la tomé ayer en Madrid, en la estación de Alonso Martínez, una hora aproximadamente después de los atentados. Muchos no tendrían que estar allí.Yo no tenía que estar allí, tenía que haber pasado por Atocha media hora antes. En la foto hay aproximadamente doscientas personas, más o menos la gente que ha perdido la vida. El grupo es muy heterogéneo y no tendría que variar mucho de la gente que estaba en los fatídicos trenes.Tuvimos mucha suerte. Llevo treinta y cinco años cruzando Madrid de punta a punta utilizando el transporte público, y como fotógrafo y observador, voy a diario fijándome en todo lo que me rodea dentro de un tren de cercanías o en un vagón de metro, somos la misma gente. Podría imaginarme a ese estudiante que va con los cascos puestos escuchando el último cd de Estopa. A otro joven marcando con rotulador los últimos apuntes mientras va a clase, junto a el una jovencita rondando los dieciocho estudia muy concentrada los test de circulación, está sacándose el carnet de conducir.Un inmigrante sudamericano lee prensa gratuita, mientras sus manos todavía blancas de ayer, delatan el trabajo que va a hacer. Un grupo de mujeres que ha superado los cincuenta comentan en voz alta, entre ellas, la comida que han preparado, toda la plancha que tienen pendiente, o el último lío de la Pantoja. En el asiento de atrás, un hombre de tez curtida apoya su cabeza en el cristal mientras duerme profundamente, pero no molesta a una mujer de unos treinta años, que lleva sentada en sus brazos a una niña que lleva a la guardería, para posteriormente incorporarse a su oficina. Un poco más allá está una mujer de pié leyendo un libro, y a pesar de su embarazo evidente nadie le ofrece su sitio, algunos miran al infinito, otros están abstraídos con sus periódicos, tres jóvenes veinteañeros uno de ellos con traje y una mochila al hombro, comentan con estusiasmo el gol de Zidane ayer. Hay gente de cualquier tierra, ucranianos, polacos, magrebíes, colombianos, ecuatorianos, manchegos, extremeños, leoneses, madrileños, de cualquier oficio, albañiles, camareros, secretarias, vendedores, ejecutivos. Suena un móvil con una música especial, una quinceañera contesta con una sonrisa muy especial, podemos imaginar con quien habla. Otro joven veinteañero escribe un mensaje, un hombre con la cara curtida por los años de trabajo devora el Marca/As. De pronto un estallido, no puedo imaginarme más, ...estoy llorando. Siguen sonando los móviles... Julio
Lopez Saguar Exteriores
y vestíbulo de la Estación de Atocha. El peregrinaje de
gente durante estos días ha sido constante, y han convertido
la Estación en un verdadero Santuario.
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