Amalia Mesa-Bains


La evolución de mi trabajo está arraigada en las prácticas y la conciencia de mi comunidad. He creado una forma híbrida de instalación efímera, valiéndome de los altares caseros y la celebración del Día de Muertos. Ambas tradiciones de la cultura popular reflejan aspectos de una lucha redentora y resistente para preservar la historia familiar y la continuidad cultural frente a la dominación colonial. Mi obra ha encontrado una fuente de inspiración en estas prácticas populares y ha sido encauzada por el movimiento chicano hacia un proceso constante de intervención crítica.
Durante este proceso de invención crítica ha surgido una estética ceremonial que caracteriza a mi trabajo. Con el uso de miniaturas, objetos domésticos, imágenes católicas, elementos efímeros naturales y orgánicos, espejos, y el manejo de la dispersión, he buscado una narración tanto personal como colectiva de la historia chicano/mexicana. La adopción de esta forma y proceso a lo largo de veinte años ha producido una espiritualidad politizante que ha sido útil a mi comunidad y ha dado significado a mi vida.
En mi propia obra, un rascuachismo femenino o domesticana --como yo la llamo-- ha sido la fuerza motriz en la creación de un espacio crítico, contestario y a la vez un manifiesto apasionado de nuestras historias como mujeres y nuestra situación de lucha.
La serie que presento en esta exhibición amplía esta Fdomesticana para abarcar la importancia del papel de la mujer en la vida familiar, en la historia de la resistencia y en la tradición laboral relacionada con las culturas mexicano/chicanas. La pieza llamada "El círculo de los ancestros" narra con un círculo de ocho sillas ocho momentos históricos, relata nuestra genealogía como chicanas a través de ocho mujeres históricas. El círculo se refiere a la manera en que las ocho sillas deben acomodarse, mirando el centro, alrededor de una espiral de velas colocada en el piso. La silla, metáfora del cuerpo, recuerda el sufrimiento y el sacrificio presentes en la vida de estas mujeres. Al mismo tiempo, el círculo de sillas es una evocación de la intimidad y fuerza colectivas de la vida femenina en el hogar, en los campos, inclusive en la Iglesia. Las ocho figuras aluden a lo antiguo: a la Coatlicue y la Coyolxauhqui mexicanas, a la Virgen de Guadalupe, a las pinturas coloniales, a las castas, a la monja y estudiosa colonial sor Juan Inés de la Cruz, a la soldadera revolucionaria la Adelita, a mi propia abuelita, a la trabajadora del campo chicana, a la pachuca/chola, y a mi primera comunión. Las mujeres representadas en los altares de las sillas nos ofrecen un círculo de tiempo donde recordamos el futuro, para construirnos así una genealogía espiritual y cultural como mujeres mexicano/chicanas.

San Francisco, Estados Unidos - enero de 1995



Amalia Mesa-Bains puede ser localizada en: amalia_mesa-bains@monterey.edu