© Pedro Meyer, 2004 |
Nada fácil, decir algo sobre un hombre que a la vez que fue tocayo,
hermano menor, cómplice mayor y amigo incondicional, fue también un
gran fotógrafo fijo y de cine, sonidista, documentalista... en suma,
un cineasta empedernido y de enorme vocación.
Testimonios de ésto son
cintas como Doña Herlinda y su hijo, México plural, Tango es
historia... todas memorables.
Alguna vez actuó, como el rebelde Capitan Martí en la cinta Salvador de Oliver Stone, pero en la vida real fue un militante obsesivo e
intransigente.
Atlético y guapo, quedó hemiplégico debido a un derrame
cerebral (fue él quien acuñó el término "persona con retos
especiales"). Por lo tanto, se convirtió en un cronista audiovisual de
muy alto calibre. Como documentalista, ha dejado su marca. "Me
interesa", escribió, "documentar historias ajenas. Después de todo,
para mí lo extraordinario siempre ha sido la condición humana." La
suya, la condición de mi hermano, fue siempre un ejemplo de
enternecedora tenacidad.
Una prima me describío el cumpleaños de Miguel en el hospital, un día
antes de morir: "escuché que la fiesta en el cuarto del hospital
estuvo muy bonita y alegre." Miguel nació un día antes de su muerte, 54 años después.
Felipe Ehrenberg
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