"Hoy en día, la realidad es lo que asombra."

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Replicantes © Pedro Meyer, 2004

 

 

 

 

 

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Nicolas Rombes nos recuerda que “ahora, lo real se ha convertido en la nueva vanguardia”.

La ironía consiste en que las tecnologías digitales son utilizadas para producir cada vez mejores efectos especiales y fantasías, pero existe una tendencia alternativa en la que las cámaras digitales no son usadas para transformar la realidad con un efecto especial, sino para describir el mundo con un mayor realismo.

En cierto sentido, como señala el señor Rombes, la nueva estética -proyectada en películas recientes como Ten” (Abbas Kiarostami ,2002), “Tape” (Richard Linklater, 2001) y“Time Code” (Mike Figgis, 2000), “Russian Ark” (Aleksandr Sokurov, 2002) - se basa en una especie de formalismo extremo (la toma larga, el cuadro dividido, etc.) para recordarnos que la realidad es la más grande de todas las formas de experimentación.

“Russian Ark” es una elaborada toma de 96 minutos de duración a lo largo del museo del Hermitage (solo posible mediante el uso de cámaras digitales, puesto que ninguna cámara de película puede correr por tanto tiempo sin tener que cambiar el rollo). ”Time Code” es una serie de cuatro tomas largas de 97 minutos proyectadas simultáneamente en cuatro cuadrantes. “Ten” fue grabada íntegramente (sin que el director estuviera presente) por cámaras digitales montadas en automóviles circulando por las calles de Teherán. “Tape” tiene lugar enteramente dentro de una habitación de hotel. En algún sentido, el efecto especial que une a estos filmes digitales es la realidad misma, son consideradas experimentales o vanguardistas simplemente por que no tienen los constantes cortes, vertiginosas tomas, cuadros congelados y estética de imágenes generadas por computadora que definen las formas de los medios de la cultura de masas que van de los comerciales de televisión y videos musicales a los juegos de video, programas televisivos y películas comerciales”.

Al estar viendo la trilogía del Señor de los Anillos, Julio, mi hijo de nueve años, se acercó a preguntarme si toda esa gente marchando era real, en una escena en que se veían desfilar miles de guerreros. Hace unos veinte años nos hubiera asombrado saber que efectivamente eran efectos especiales. Hoy en día nos asombraría saber que semejante multitud fuera de hecho, real. Hoy en día, la realidad es lo que asombra.

Puesto que estuve viajando por el mundo en los pasados meses, lo que me asombró es la universalidad de la tendencia de ver al mundo con ojos de lo que se tiene entendido como tecnólogas digitales, pero éstas entendidas como efectos especiales y no como posibilidades de ver el mundo real de nuevas maneras.

Vivimos en un mundo cada vez más ficticio. Por una parte, los políticos de todas las tendencias en todo el mundo utilizan las más ridículas manipulaciones de la realidad con palabras e imágenes (las llamadas “operaciones de foto”), por otra tenemos al conglomerado de los medios periodísticos a nivel mundial, tanto escritos como televisivos, que contribuyen en gran manera a crear una realidad ficticia, al punto de que los eventos noticiosos son tan deliberadamente distorsionados o dramatizados que uno tiene dificultad para distinguir lo que es real.

No obstante, al igual que en el cine, las tecnologías digitales llegan al rescate, llevando nuevas formas al medio, encontramos que en la foto fija algo similar comienza a surgir.

Los fotógrafos que ya no se ven en la necesidad de satisfacer las demandas de los conglomerados periodísticos y sus dictados sobre lo que puede ser o no presentado al público están hallando nuevos espacios para mostrar sus trabajo. En este sentido, la Internet ha permitido la eliminación de muchos de estos filtros, por lo que podemos acercar la información a los hechos mucho más de lo antes era posible.

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Fin de una era © Pedro Meyer, 2004

A propósito de realidad, después de una década de no entrar al cuarto oscuro para hacer una impresión, finalmente decidí empacar todo mi equipo y guardarlo para que mis bisnietos vean los extraños artefactos que alguna vez se usaron para hacer fotografías.

Aunque de ningún modo soy nostálgico, debo decir que empacar todos esos objetos no fue tan fácil, después de todo, tuve muchas de esas cosas durante décadas. Aunque si me preguntan si me arrepiento de haberme desecho de todos esos objetos, debo decir que ni por un segundo. Estoy totalmente complacido de vivir y moverme en la era digital por siempre jamás. Durante la pasada década no estuve tentado una sola vez a regresar al cuarto oscuro. Sencillamente, es demasiado divertido poder estar en el “cuarto luminoso”.

Al estar colocando mis objetos en la bodega, también guardé todos esos sobres de papel fotográfico. Entre esos nombres apareció el de Ilford. En un peculiar giro de las circunstancias esta misma semana se anunció que Ilford sería adquirida por sus empleados para tratar de salvar a la compañía de la ruina. Hasselblad tuvo que pasar por un proceso similar de reestructuración al tener su propia crisis financiera hace poco. Polaroid fue subastada hace algún tiempo y Kodak, el alguna vez nombre dominante de la fotografía en el mundo entero, tiene un valor en el mercado que es solo una fracción del de Apple, una compañía que ni siquiera existía en sus días de gloria.

Ahora llegan noticias de que Leitz GMBH, el fabricante de las cámaras Leica, se hunde debido a que las estrategias para entrar al mercado digital han sido un fracaso tras otro, y los bancos han cortado sus líneas de crédito después de que Leitz perdió la mitad de su capital de trabajo el año pasado.

A pesar de la acumulación de la evidencia de que no hay un camino de regreso y de que la fotografía analógica no es mas que un periodo dentro de la historia de la fotografía, y de que solamente vamos hacia una dirección, que es la digital, se preguntarán cómo es posible que al ver los tropiezos de los incondicionales de la fotografía digital, alguien pueda siquiera dudar sobre la dirección a la que se dirige la fotografía. Y aunque usted no lo crea, eso es lo que sigue ocurriendo. Estoy seguro de que la ironía no escapará su atención y que los que menos creen lo que está sucediendo, se colocan justo en medio del “realismo fotográfico”. Hoy en día, la realidad es lo que más asombra.

Pedro Meyer
Coyoacan, Ciudad de Mexico
Marzo, 2005


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