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¿Si
se supone que es tan maravillosa la fotografía digital, por
qué no vemos trabajos mucho más interesantes? Ésta
es una pregunta que escucho con frecuencia. Recientemente un buen
amigo mío me envió una nota con el siguiente comentario:
"Algún sabio hizo la observación en el sentido
de que resulta interesante ver cómo es que el arte cambia sin
mejorar. Tengo en mi biblioteca un libro de dibujos de Rodin. Lo único
que usó fue un lápiz y la tierra que traía en
las manos, que era considerable ya que era escultor. Ninguna tecnología
puede realmente superar eso. También tengo un libro de dibujos
de Egon Schiele sobre el cual diría lo mismo. ¿Es realmente
mejor una imagen digital de tu artista preferido que una pintura de
Masaccio? Existe alguien por ahí que le gane a Picasso, Matisse,
Braque o para el caso a Weston, Sommer, Strand?"
Mi respuesta fue que estas comparaciones, en el mejor de los casos,
eran injustas. Si uno revisa las biografías de cualquiera de
los artistas arriba mencionados, descubrirá que, en su propio
tiempo, ni uno solo contaba con nada cercano al prestigio y el reconocimiento
que el tiempo le ha otorgado a su trabajo. Así que, por qué
se espera que contemos con equivalentes en la era digital después
de tan solo una década de producción. Compárese
esta situación con el caso de la pintura o la escultura que
han gozado de siglos de perspectivas históricas previas. Cómo
puede alguien comparar dichas formas de arte y su desarrollo artístico
con el del arte digital. Sólo piense en el tiempo que le tomó
a las películas cambiar de ser presentaciones mudas en blanco
y negro a ser sonoras y contar con el rango completo de color.
La segunda objeción que tuve al comentario antes mencionado
de mi amigo, era con relación a la parte que decía que
"el arte sólo cambiaba sin mejorar". Por supuesto
que la validez de las nuevas tecnologías digitales no puede
depender tan solo del hecho de que uno pueda hacer cosas "nuevas".
Estas "cosas" tienen aún que pasar la prueba del
tiempo , ¿o no? Sin embargo, no me preocupa para nada preguntarme
si con el tiempo la fotografía digital pasará pruebas
semejantes de madurez, porque lo hará. Lo que sí me
pregunto es ¿cuándo ocurrirá esto? Y me temo
que no existe una respuesta razonable. Sin embargo, mientras tanto
uno tendría que asegurarse de no seguir comparando manzanas
con peras, ¿no? Si uno mira una película estupenda y
luego la compara, por ejemplo, con el trabajo de Matisse, a final
de cuentas ¿qué acabaríamos por estar comparando?
El estado de desarrollo en el que estamos es muy lento en producir
trabajo nuevo y sólido, y es muy probable que la razón
que explica esto tenga que ver con la curva de aprendizaje relacionada
con todo lo que atañe a las nuevas tecnologías. Solía
suceder que los artistas se quejaban de que el costo del equipo era
su mayor obstáculo para entrar en la era digital. En realidad,
nunca le dedicaron mucho tiempo a pensar en hacer la transición
porque sentían, y con razón, que tenían que seguir
haciendo lo que hacían para poder asegurarse su sustento.
De hecho, los costos más importantes no son las herramientas,
sino la inversión de tiempo necesaria para aprender a usarlas.
Y esto, por cierto, se está convirtiendo en un asunto de nunca
acabar: tan pronto terminas de aprender a usar un juego de herramientas,
ya se han vuelto obsoletas, y uno tiene que estar continuamente "actualizando"
todo, incluyendo, obviamente, su propio conocimiento sobre las cosas.
Como bien me recordó esta noche un buen amigo, la pintura y
otras artes han pasado por muchos menos cambios radicales en cuanto
al diseño de herramientas y al tipo de materiales. Por ejemplo,
los pinceles para acuarela que se usan hoy no son tan diferentes de
los que se usaban hace cien años. Las pinturas al temple se
elaboran hoy como se ha hecho durante siglos y siguen empleando los
mismos pigmentos, y el fijador ha sido fijador durante bastante tiempo.
Existe un elevado costo de transición (de lo analógico
a lo digital), al menos para la generación que creció
con las habilidades de la era predigital. Uno tiene que aprender y
desaprender un gran número de supuestos sobre cómo trabajar.
Uno también tiene que aprender sobre campos generalmente no
relacionados con la fotografía fija. El sonido, el video, la
animación, nuevos métodos de impresión, el internet.
Incluso sobre el dibujo y la escritura. Los futuros fotógrafos
tendrán que ser más como personas del Renacimiento,
¡más de lo que cualquiera hubiera pensado posible o hubiera
necesitado!
Ya no es posible convertirse en fotógrafo profesional sin tener
una conciencia histórica relacionada con esta forma de arte.
"Presionar el disparador" ya no es el ingrediente primordial
en esta forma cambiante. También hay que contar con ideas más
sofisticadas sobre lo que uno está haciendo, y saber en qué
dirección se está dirigiendo, tanto conceptual como
tecnológicamente.
Tras haber dicho esto, se hace evidente que hoy el rango de conocimiento
tiene que ser más amplio que en cualquier momento anterior.
La fotografía ya no está tan solo asociada a la producción
de fotografías puras, tales como las que pudieron haber producido
Weston o Strand con sus cámaras de 8 X 10, o Cartier-Bresson
con su Leica. Incluso el trabajo de los "puristas" en sus
extremos, desde los pictorialistas a los secesionistas, no aparece
como tan extremo cuando se compara con el rango del estilo moderno.
Desde las herramientas a las técnicas de impresión a
los aparatos para capturar las imágenes, las variantes en sí
son suficientes para retardar la evolución y frustrar los esfuerzos
comparativos.
Mientras entramos en el próximo siglo, lo que hay por aprender
es enorme, y eso a su vez retrasa el punto de llegada en el que el
campo se enriquece con todo tipo de nuevos trabajos de donde escoger
y a partir de los cuales explorar, de forma creativa, las diversas
opciones de producción; producciones que realmente aprovecharán
todas las nuevas posibilidades expresivas que pueden ser creadas con
las nuevas herramientas que tenemos, y que por ello ofrecerán
nuevas direcciones a la fotografía. Esto es algo que ya veo
ocurriendo en el cine/video más de lo que ocurre en la fotografía
fija.
Quizá sea que simplemente todos tengamos que esperar a que
los niños de cuatro años dejen su huella en la era digital.
Pedro Meyer
Octubre de 1999
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