Crucero

Todas las mañanas aparece un crucero a cien metros de mi ventana. Me despierta su bocina y una voz que anuncia instrucciones a los pasajeros a través de un megáfono. Los cruceros se llaman Topaz, Inspiration, Blue Diamond, FreeWind. Transportan a cientos de personas, y contienen piscinas y palmeras. Estos barcos crean espacio en mi imaginación.

Su movimiento es lento, inclusive humano. Es de un surrealismo absurdo poder ver desde la apertura de una persiana a un corredor dando sus vueltas en la cubierta. El memorable vaivén de estos barcos me trae el recuerdo del encanto de mi casa.

La nostalgia de las despedidas siempre toca en mí profundas emociones, aunque nunca éramos muchos los que decíamos adiós a estos visitantes tan "pasajeros".