Empecé a fotografiar en Bammako en 1945. Soy autodidacta; tenía una cámara de 6 x 9 que me trajeron mis tíos de su viaje al Senegal. También me dieron dinero para comprar película. Todo comenzó así. Honestamente lo practiqué lo mejor que pude: estaba enamorado de la fotografía.
Al principio fotografiaba a mi familia. Algunas poses funcionaban, otras no. Tuve un comienzo realmente malo: las personas se movían y probablemente yo también me tambaleaba. Cuando revelaba, todos parecían esqueletos. Como verán, estaba subentrenado. Le pedía a mi cliente dinero para el revelado que estaba haciendo en Pierre Garnier o en el laboratorio Mountaga. El me enseño como revelar. Si el revelado no salía bien, estaba en problemas; los clientes se ponían furiosos, pero ellos eran los que se habían movido.
En 1948 Mountaga admitió que ya estaba lo suficiente preparado para dejarme en el cuarto oscuro. Yo hacía todo el proceso pero únicammente en blanco y negro. Por supuesto que color estaba a la vuelta, pero las películas se tenían que enviar a Francia y de cualquier forma no me gustaba. Lo bueno para mi era el blanco y negro. En aquellos días había cuatro fotógrafos en Bamako: Issouf, Boundyana, Mountaga y yo. Deespués vino Malik Sidibe. Todos hacíamos retratos, pero todos solían decir que mis "tarjetas" eran las mejores. Tenía un sello que le ponía a todas mis fotografías.
Compré una cámara de negativos de 5 x 7 en 1949. Como hacía impresiones de contacto, prefería la 5 x 7. Había colgado varios ejemplos de mi trabajo en el estudio: hombres y mujeres en tomas de medio cuerpo solos o en parejas, o en grupos hasta de seis, familias y cosas así. El cliente me decía como quería fotografiarse y yo lo hacía. Algunas veces los acomodaba en poses que se vieran mejor. Yo era el que decidía al final y nunca me equivocaba. Tomaba apenas unos minutos, solo usaba un negativo, nunca más. Venía mucha gente, compraban los sábados, estaba repleto de gente: hacían cola; gente de todos tipos: zapateros, empleados de oficinas; hasta el Presidente de la República llegó a venir. Revelaba en las noches y hacía el retoque en las mañanas justo antes de que regresaran los clientes por sus fotografías.
El primer telón que utilicé con mi cámara de 5 x 7 era la colcha de mi cama. La cambiaba cada dos o tres años. Por eso sé la fecha de las fotografías. A veces el fondo funcionaba muy bien con las ropas, especialmente de las mujeres. Pero eso era mera suerte.
En aquella época, la cultura de los ancestros no era tan fuerte como solía serlo. Los citadinos vestían como europeos y su comportamiento estaba fuertemente influenciado por las costumbres francesas. Pero no toda la gente tenía dinero para vestirse así. En el estudio tenía tres diferentes trajes con corte europeo, con corbata, camisa, zapatos, sombrero y algunos accesorios: pluma fuente, flores de plástico, un radio y un teléfono para prestarlo a los clientes.
Para las mujeres, los vestidos no sufrieron tanto cambio. Las prendas de occidente, tales como las faldas estuvieron de moda únicamente a finales de los sesentas. Las mujeres venían con sus vestidos largos y yo los acomodaba: mientras más extendidos más contentas se ponían. (esta parte no estoy segura:) Sus encantos tenían que lucir en la fotografía: las joyas eran tan importantes como las manos; los dedos largos y delgados eran considerados símbolos de elegancia y belleza.
Nunca conocí un fotógrafo extranjero. Nunca salí y tampoco conocí sus fotografías. Uno no podía conseguir aquí revistas francesas o americanas. La única publicación disponible era el catálogo de Manufrance.
Trabajaba igual de bien con luz natural o artificial. Había clientes que preferían las "fotos de noche" porque eran pálidos, pero yo prefería la luz natural. Realmente les gustaban mis fotografías por que eran muy contrastadas y también por que apreciaban como estaban ubicados. Lo único que sé es que mis fotografías eran muy buenas.
Cuando las veo ahora, no han cambiado nada, ni siquiera han cambiado de color. Trabajé con la misma cámara hasta 1977 y guardé todos los negativos: todos están aquí: ¡¡¡Los clientes pueden reordenar!!! Nuna nadie se quejó de otra forma jamás habrían regresado.
Si te gusta mi trabajo debes saber por qué. Se que muchas de mis fotografías son excelentes y que es por eso que te gustan. Dejé de fotografiar cuando la fotografía a color dominó. A la gente le gusta pero son las máquinas las que hacen el trabajo. Muchos se dicen fotógrafos hoy en día, pero no saben nada.
Françoise Huguier es
fotógrafo
y curador del Reencuentro de la Fotografía Africana.
Una mañana en Bamako tenía que llevar mi cámara a arreglar, así que fuí al taller para cámaras de Malik Sidibe. Malik Sidibe es un técnico muy hábil pero en los setentas solía ser fotógrafo.
Por supuesto que hablamos de fotografía y fue cuando me dijo que hace mucho tiempo, hubo en Bamako un estudio fotográfico muy famoso de Seydou Keita.
Seydou Keita había dejado de trabajar pero que había guardado todos sus archivos -cosa muy extraña en Africa-.
En la mañana siguiente fuí rápidamente donde Seydou Keita y lo primero que me impresionó fué encontrar que su trabajo estaba cuidadosamente empacado en cajas marcadas: fotografías de pie, hombres, mujeres; fotografías de medio cuerpo, hombres, mujeres.
Por supuesto que no había hojas de contacto ni impresiones ni pruebas; eran sólo negativos, cientos de negativos de 5 x 7.
Y es la memoria completa de una época concluída, la vida entera de un recinto en Bamako latente ahí, en esas cajas, que de repente era revelada.
Además quizá de este tesoro patrimonial, estaba conmovido por las mismísimas imágenes. Mostraban un gesto exquisito, una destreza artística en la postura de los modelos, destacando el vestuario y los accesorios.
Como fotógrafo, creo que cuando se quiere retratar a alguien, lo más difícil es estimular al sujeto y Seydou Keita lo hacía perfectamente, especialmente considerando lo comercial de su trabajo.
Para él, enmarcar no era su asunto. El no era un fotógrafo que corta una relalidad, más bien es un fotógrafo que compone una representación.
La luz en el trabajo de Seydou Keita es la luz de Mali, la luz pura del Sahel. La utilizaba para enfatizar de forma natural, los tonos de la piel, las prendas, las joyas.
Tiene una profunda intimidad con sus sujetos, y creo que eso se debe en parte al comportamiento tradicional de la comunidad de Mali conocido como "clientismo" o bromear al primo".
El hecho es que creo que en sus fotografías, más aún con los retratos de las mujeres, se ve que Seydou Keita estaba enamorado de los sujetos. Eso se manifiesta en su trabajo.
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