LOS  NIÑOS  DE  LA  CALLE
DE  LA CIUDAD DE MÉXICO

por

K e n t   K l i c h



Ciudad de México, 1986. Acabo de llegar al centro urbano más grande que el mundo jamás haya conocido. Una megalópolis de veinte millones de personas (y algunos dicen que es más). Extendida a lo largo de un valle a 2200 metros de altura y rodeado en todas las direcciones por montañas aún más altas, la Ciudad de México es el eje industrial y comercial de la nación en constante crecimiento.

En las calles me encuentro con muchos niños, casi todos entre los 5 y 15 años. La mayoría tiene algún tipo de familia, pero han sido obligados a salir a la calle a buscarse alguna forma de sustento para sí mismos y el hogar. Los que cuentan con menos suerte son aquéllos que han sido abandonados por sus familias y viven en la calle todo el día y toda la noche.

Para los niños de la calle, la pandilla se vuelve su familia, donde el más fuerte se convierte en el líder, que además tiene que probarlo. Ellos trabajan, piden limosna y roban para comprar comida y pegamento. Las drogas se convierten en la forma de escape de la violencia, a la que están constantemente sometidos.

Hay quienes dicen que existe un millon de niños de la calle en la Ciudad de México. Pensar en esas cifras hace que mi mente se quede girando, tales números se interponen a cualquier posible solución y sólo queda la sensación de agotamiento. Pero, personalmente, pienso que estas cifras están exageradas. Los niños de la calle son muy fuertes y representan a todos los niños que están siendo maltratados y explotados en sus propias casas. Los niños de la calle no son el problema; las familias en crisis sí lo son.



Kent Klich vive y trabaja en Copenhaguen, Dinamarca. Se le puede contactar en:

klieng@centrum.dk