Un vacío invade nuestras ciudades, así como los pueblos más pequeños y sus cines a lo largo de los caminos. Antes no era así. Cuando esto empezó pasó desapercibido. Oculto bajo una especie de embriagante mareo que se iba esparciendo por todo el país tal vez cambiando las bases de esta nación. Esta es la razón por la cual esas casas de las afueras de cualquier ciudad, que fueron construidas en un par de semanas al principio de la década, me dan pavor. Casi no tienen áreas verdes a su alrededor. Los portales de madera ven hacia las laderas áridas. Los paseantes las pueden ver como escenarios o simplemente como una pista para bailar. Las casas se ve que fueron construidas al último minuto. Las últimas noticias alumbran las recámaras por la noche como presagiando a un futuro incierto. -¿Subirán las tazas de interés nuevamente?-
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