de Eduardo
Galeano a Dauno Tótoro y Emiliano Thibaut
Queridos amigos:
Yo no escribo prólogos, pero quizás este texto
pueda servir para acompañar al libro.
Fue escrito hace unos meses, pero sigue diciendo lo que creo.
Un abrazo,
Eduardo Galeano
En Chiapas, los enmascarados
desenmascaran al poder. Y no solamente al poder local, que está
en manos de los devastadores de bosques y los exprimidores de
gentes. La rebelión zapatista viene desnudando también
al poder que reina sobre todo México, un poder cuyas
peores costumbres enseñan que las urnas y las mujeres
están para ser violadas, y que hacer política
consiste en robar hasta las herraduras de los caballos en pleno
galope.
Pero los ecos de Chiapas
llegan más allá de la comarca y del reino. Marcos,
el portavoz, ha dicho que él es zapatista en México,
y también es gay en San Francisco, negro en Africa del
Sur, musulmán en Europa, chicano en Estados Unidos, palestino
en Israel, judío en Alemania, pacifista en Bosnia, mujer
sola en cualquier metro a las diez de la noche, campesino sin
tierra en cualquier país, obrero sin trabajo en cualquier
ciudad. Y en una carta entrañable, el 'subco' ha evocado
a su amigo, el viejo Antonio, y ha contado que el viejo Antonio
opina que cada cual es tan pequeño como el miedo que
siente y tan grande como el enemigo que elige.
Ahí está,
creo, la clave de la grandeza de este movimiento campesino,
que ha brotado en un lugar que nunca había sido noticia
para los fabricantes de opinión pública: su grito
tiene resonancia universal, porque expresa una pasión
de justicia y una vocación solidaria que desafían
al todopoderoso sistema que impunemente se ha apoderado del
planeta entero. Y el desafío se formula con bravura en
los hechos, y con sentido del humor en las palabras, con coraje
y con alegría, que son dos cosas que buena falta nos
hacen.
Está el mundo sometido
a una vasta dictadura invisible. Según ella, la injusticia
no existe. La pobreza, pongamos por caso, que a tantos atormenta
y que tanto se multiplica, no es un resultado de la injusticia,
sino el justo castigo que la ineficiencia merece. Y si la injusticia
no existe, la pasión de justicia se condena como terrorismo
o se descalifica como mera nostalgia. ¿Y la solidaridad?
Lo que no tiene precio no tiene valor: jamás la solidaridad
se ha cotizado tan bajo en el mercado mundial. La caridad está
mejor vista, pero hasta ahora, que yo sepa, el supergobierno
del mundo no ha ofrecido ningún Ministerio de Economía
a la Madre Teresa de Calcuta.
El supergobierno: los gobiernos
están gobernados por un puñado de piratas, elegidos
en ninguna elección. Ellos deciden la suerte de la humanidad
y le dictan el código moral. En vez de un gancho, tienen
en el puño una computadora, y al hombro llevan un tecnócrata
en lugar de un papagayo. Ellos dominan los siete mares de las
altas finanzas y del comercio internacional, donde navegan los
que especulan y se ahogan los que producen. Desde allí,
distribuyen el hambre y la indigestión en escala mundial,
y en escala mundial manejan a los mandones y vigilan a los mandados.
La televisión, que trasmite sus órdenes, llama
paz mundial o equilibrio internacional a la resignación
umversal.
Pero la condición
humana tiene una porfiada tendencia a la mala conducta. Donde
menos se espera, salta la rebelión y ocurre la dignidad.
En las montañas de Chiapas, por ejemplo. Largo tiempo
callaron los indígenas mayas. La cultura maya es una
cultura de la paciencia, que sabe esperar. Ahora, ¿cuánta
gente habla por esas bocas? Los zapatistas están en Chiapas,
pero están en todas partes. Son pocos, pero tienen muchos
embajadores espontáneos. Como nadie nombra a esos embajadores,
nadie puede destituirlos. Como nadie les paga, nadie puede contarlos.
Ni comprarlos.
Eduardo Galeano, 1996.
"Zapatistas
", Textos de Dauno Tótoro T, y
Fotografías de Emiliano Thibaut, Liberarte, Argentina,
1996
Ud. puede localizar
a Emiliano
Thibaut en: emi.thi@gmail.com
sitio: www.emilianothibaut.com
EZLN www.ezln.org
Chiapas. Exhibición fotográfica de Angeles Torrejón
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