"¿Cual es el significado de un pescadito?"

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© Pedro Meyer, 2004

 

 

 

 

 

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No sé cuál sea la historia de este pescado en particular, excepto que parecía ser muy importante para estos hombres en el mercado de pescados en la parte vieja de Dhaka. Puesto que no hablo bengalí, no había modo de enterarme del contexto. Esto desde luego es la belleza y la limitación de la fotografía, que esta abierta a cualquier interpretación que le queramos dar a una imagen. Así que en vez de especular interminablemente sobre el significado real de lo que vemos en esta imagen, decidí apropiarme de su significado. Es sobre las nociones sobre el significado de la riqueza. ¿Qué tan rico es un hombre que solamente tiene un pescado?.

© Pedro Meyer, 2004

Bangladesh, de acuerdo a los economistas, uno de los países más pobres en el mundo. Por supuesto los sueldos de alrededor de un dólar por día por picar piedra o dos por jalar un taxi de bicicleta durante todo el día con grandes pesos que muchas veces exceden el propio peso del conductor, confirman que los niveles de pobreza declarados en Bangladesh no son una exageración.

© Pedro Meyer, 2004

© Pedro Meyer, 2004

Sin embargo, las estadísticas tienden a obscurecer otros aspectos de la vida que parecen perderse en descripciones tales como “entre los más pobres del mundo”. Encontré que la gente en Bangladesh es de la más amable que he conocido en cualquier lugar, eso sin mencionar que son los más entusiastas en la faz de la tierra en lo que se refiere a que les tomen una foto.

No encontré instancia alguna en la que alguien no quisiera que le tomaran una foto, es más, tuve dificultades para tomar fotos, ya que en cuanto apuntaba mi cámara en alguna dirección, me rodeaba una docena de ansiosos aspirantes a salir en la fotografía.

Para capturar algún grado de espontaneidad tenía que actuar con rapidez, esto es antes que la muchedumbre arribara y quisiera meterse a la fotografía.

© Pedro Meyer, 2004

Por supuesto no intento idealizar la pobreza, no dar la espalda a la realidad de su dura existencia. Pero también es muy miope el ver la pobreza comparándola con el nivel de vida de cualquier país de Occidente. ¿Cómo sopesar tales calificaciones cuando uno también encuentra la capacidad de convivencia de esta gente, que es considerablemente superior a la de mucha gente en Occidente?

Mi pequeño hijo, en sus primeros años de escuela recibió lecciones de lo que se llamaba resolución de conflictos. Los niños tenían que aprender a enfrentar y resolver conflictos, lo que es parte de nuestra vida diaria. Estas habilidades parecían ser algo que tenía que ser enseñado en la escuela. Aquí en Bangladesh tengo la impresión de que es algo que adquieren al beber el agua o algo así, puesto que la actitud al enfrentarlos conflictos de manera positiva está tan difundida entre al población que seguramente no es parte de ningún programa de estudios.

Un ejemplo es cuando un taxi de bicicleta choca contra otro vehículo, el primer tema que se trata es cómo se puede resolver el problema, no quién tiene la culpa. En casi todo Occidente lo primero es establecer quién es el culpable. Obviamente en una sociedad en la que nadie tiene cosas, resolver el problema es más benéfico que establecer culpas ya que no hay mucho que ganar si se hace lo último. En Occidente la pretensión económica que hay detrás del establecimiento de la culpa es el asunto más importante. Probablemente, la manera más eficiente de vivir sea la que se da en esta paupérrima nación.

La cuestión de cómo la gente percibe las imágenes tomó otro cariz cuando Shahidul Alam el responsable del Chobi Mela III (Chobi=foto, mela=festival, en bengalí) y la persona por la que me encuentro aquí en Dhaka, relató una historia.

Durante una exposición que se organizó aquí hace algún tiempo, hubo un taller en el que el trabajo de los alumnos fue presentado a las comunidades de donde se tomaron las imágenes. Una de las muchachas del público llevó su cabra a la exposición y quería que la cabra también la viera, ya que tanto ella como la cabra aparecían en una de las imágenes. Dudo mucho que la idea de llevar una cabra a una exposición fotográfica para que viera una imagen se le ocurriría a muchos de nosotros en la mayor parte de Occidente. Así que en verdad hay muchas cosas que uno puede aprender en el contexto de un medio ambiente que tiene tantas maneras tan distintas de ver la fotografía.

por Shahidul Alam © 1991

Este evento es uno de los más grandes de su clase en Asia. Los fotógrafos y su obra se vuelven protagonistas durante las dos semanas del festival. He conocido fotógrafos de toda la región y estoy seguro que conforme el festival crezca en los próximos años, Bangladesh se irá convirtiendo en un importante centro para el desarrollo fotográfico. Y que mejor lugar para realizar un evento así que una ciudad en la que la fotografía es tan bienvenida por la población.

Aquí, una vez más, el frecuentemente recurrido argumento sobre la incompatibilidad de la pobreza y la tecnología digital es totalmente refutado. Pude imprimir una exposición completa aquí en Dhaka, siendo el papel y las impresoras proporcionadas por Epson y todo funcionó a la perfección. No pasamos los usuales problemas de las aduanas al llevar las impresiones y marcos del otro lado del mundo, además de los costos inherentes de transporte y empaque, todo esto fue evitado al imprimir la exposición in situ, los marcos se hicieron en 48 horas (además de ser muy bellos), y la exposición se inauguró a tiempo.

Otra exposición que se iba a montar paralelamente la mía pero que fue enviada desde los Estados Unidos, no pudo pasar las aduanas. Si alguien tiene dudas sobre como se puede lidiar con las exposiciones internacionales, puesto que contamos con mas opciones que antes, podemos darles algunas sugerencias interesantes.

Muchas veces he escrito en otras editoriales sobre la seguridad y la fotografía de la calle, pues bien, aquí en Dhaka, como en cualquier otra gran área metropolitana, debe haber algunos “villanos”, pero afortunadamente, o no me topé con ninguno o quizá no les resulté atractivo, de cualquier manera, nunca hubiera andado por la Ciudad de México con la misma confianza que tuve aquí.

No soy el único que sintió la confianza de pasear con sus cámaras al cuello por la vieja Dhaka, aunque hubo un fotógrafo malayo que parecía tener problemas cada vez que salía.

Así que la cuestión es, ¿Uno atrae o se topa con problemas cada vez que se toman fotos en la calle?, ¿Algunos fotógrafos se vuelven imanes para los problemas debido a su comportamiento?, me lo pregunto y si es el caso, sospecho que lidiar con las diferencias culturales es algo que debería ser incluido en los programas de las escuelas de fotografía. No sé de ninguna escuela que enseñe estos temas tan importantes para un fotógrafo. Se asume que todos sabemos tratar tales asuntos, pero la verdad es que no.

Al acercarse el fin de año, hasta cierto punto me invade la tristeza, no solo por todos los grandes fotógrafos que fallecieron durante el pasado año, sino también por la dirección que, contra todo pronóstico, tomaron los vientos políticos, por lo menos en el corto plazo. A pesar de todo, lo que mantiene nuestro espíritu en alto es que los creadores de arte en todo el mundo parecen tener un gran impulso. La intensidad y dedicación de los artistas en el mundo entero (y sí, veo a los fotógrafos como artistas y a los artistas como fotógrafos cuando utilizan la fotografía) crece con fuerza a pesar de las limitaciones materiales que al parecer son parte del panorama mundial. Parece que tener solamente un pescadito no es una alternativa tan terrible cuando se sabe que hacer y que decir. Tengo la sensación de que cada vez más fotógrafos tienen esto muy en claro.

Les deseamos lo mejor para el próximo año del 2005.

Pedro Meyer
Dhaka, Bangladesh.
Diciembre 2004


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fotografía de la exhibición por Shahidul Alam © 1991