El bunker Diariamente, durante unas ocho semanas, los enfermos que deben recibir radioterapia concurren al mismo sanatorio, en el mismo horario, y ven a los mismos pacientes a su alrededor. Ninguno está como para poder establecer una conversación. Cada uno está en su mundo, deseando no sentirse parte de ese grupo de gente, viviendo veinte minutos de espera diaria que concluyen con el encierro en una habitación hermética donde se realiza el tratamiento. Este cuarto tiene una puerta sumamente pesada por el plomo aislante. El médico sale rápidamente de allí y suele dejarme la enorme tarea de cerrar la puerta. Los radioterapeutas llaman a esta habitación el "bunker", por su aislamiento a los rayos. Yo sentía que el término más apropiado para designar el lugar no era bunker sino nicho. |
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