La Guerra Cristera


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Fíjese que el difunto de mi padrino, él no era de aquí porque era de Toluca, pero él un día se fue a la guerra. No lo llevaban a matar pero lo llevaban a agarrar a los caballos mientras estaba la matazón ahí cerquitas.

Contaba que había soldados que no querían ir a la guerra, así que hacían hoyos grandes en la tierra para meterse ahí y luego le ponían tablas encima y los tapaban con zacate para que no los encontraran, pero luego resultaba que sí los encontraban y los amarraban a uno del lado derecho del caballo y a otro del lado izquierdo del mismo caballo como si fueran costales y así se los llevaban a la guerra, como si se fueran a descansar, porque así le hacían los soldados para descansar. Se ponían a colgarse amarrados a las espaldas del caballo y se iban al monte a descansar.

Historia contada por Faustino de Jesús Felipe, originario de Barrio Tameje, San Felipe del Progreso, Estado de México