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En el año 1960 Yves Klein divulgó una fotografía en la que se observaba al propio artista flotando en el aire, aparentemente después de haber saltado desde una ventana. El encuadre de la foto era suficientemente cuidadoso para que aparecieran tanto la ventana como el pavimento, puntos de referencia imprescindibles para completar el efecto de la imagen. El punto de suspenso en que se encuentra la figura humana remite por igual a la ascensión que a la caída. En consecuencia, pese a la opinión generalizada, no creo que esa foto trate de convencernos solamente de que el artista saltó por la ventana, sino también de que el artista era capaz de sostener una relación armónica, e inevitablemente estética, con el aire.
Esa foto del “salto al vacío” puede ser leída como el documento de un gesto extremo de impregnación de una sensibilidad artística en el espacio. Pudiera pensarse que esa es la razón por la que la crítica y la historia del arte le han dedicado tanta atención. Sin embargo, también hay razones para sospechar que lo más atractivo para un comentario sobre la contemporaneidad de esa obra ha sido su carácter de simulacro y de espectáculo. Yves Klein trató de hacer pasar por verídica una fotografía que resultaba de un fotomontaje. Pero además la reprodujo ampliamente y la distribuyó masiva y públicamente por medio de volantes. Para una mirada postmoderna, este conjunto de hechos es lo que constituiría realmente el gesto artístico, y ahí habría que buscar su efectividad estética. A partir de esa mirada, la foto ni siquiera estaría funcionando como documento de una obra efímera y hasta cierto punto inmaterial, puesto que dicha inmaterialidad más bien radica en el hecho de que la “obra” (el salto desde la ventana) nunca se realizó. La obra entonces consistiría en la apropiación y desdoblamiento de un mecanismo de persuasión colectiva. Y, especialmente, en la exhibición de ese mecanismo, aun cuando dicha exhibición no fuera totalmente prevista por el artista. El lugar que ocupa el medio fotográfico dentro de este proceso es claramente protagónico. De hecho, Yves Klein produjo una pieza que resume la relación entre la fotografía y el arte contemporáneos en el contexto de la cultura de masas. Es decir, una pieza que resume el lugar que ocupa la fotografía en el contexto del arte postmoderno y en la circunstancia de una masificación de los medios de comunicación y –sobre todo—de persuasión social.
1. Este “manifiesto”fue escrito por Yves Klein en Nueva York, en el año 1961, en el momento en que realizaba su primera exposición personal en la ciudad, bajo la égida de Leo Castelli. La frase en cuestión está dirigida más bien a defender un modelo humanista y espiritualista que ya se encontraba en crisis ante el empuje de la utopía científica y tecnocrática que devino paradigma del capitalismo desarrollado, sobre todo en medio de la euforia de la posguerra en Estados Unidos: “Neither missiles nor rockets nor sputniks will render man the "conquistador" of space. Those means derive only from the phantom of today's scientists who still live in the romantic and sentimental spirit of the XIX century. Man will only be able to take possession of space through the terrifying forces, the ones imprinted with peace and sensibility. He will be able to conquer space - truly his greatest desire - only after having realized the impregnation of space by his own sensibility. His sensibility can even read into the memory of nature, be it of the past, of the present, and of the future!” Véase
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