|
En algunos sectores de la fotografía las nuevas tecnologías
tomaron por asalto a los fotógrafos, un caso específico
es el fotoperiodismo. En México (y me atrevería
pensar que en gran parte del mundo), todos los periódicos,
agencias y revistas trabajan ya con equipos digitales, desde
luego este fenómenos no es producto de una reflexión
conceptual sino que, en la mayoría de los casos, es
producto de una decisión administrativa, contundente
por cierto, es más barato, es más rápido
y se produce más. Aquí, hay poco que agregar.
Los resultados son palpables, la eterna competencia con la
televisión en vivo (otra vez los enfrentamientos), ha
acortado distancias, las imágenes pueden ser recibidas
prácticamente en vivo, paradójica definición
para lo que es la fotografía, lo que mostramos siempre
es algo que ya fue. La capacidad de almacenar y distribuir
la foto informativa creció geométricamente, la
facilidad en el desempeño del trabajo es la envidia
de todos los que hicimos periodismo hace apenas década
y media, aunque esto conlleva a algunas nuevas dificultades,
recientemente leí un problema al que se enfrentaron
algunos fotógrafos en Afganistán e Irak, las
pilas, se habla de fotógrafos que al internarse en zonas
casi despobladas, debían viajar con generadores portátiles
de energía y garrafones con gasolina para alimentarlos,
desde luego en caballos o mulas, una vez más lo moderno
de la mano de lo antiguo, otra vez la hipertecnología
en amasiato profundo con la hiperpobreza.
Como es mi costumbre, ya me estoy desviando del tema que yo
mismo propuse, el análisis del fotoperiodismo en la
era digital, tal vez requiere de otro coloquio entero, y aquí va
una propuesta para Pedro Meyer, celebremos el onceavo aniversario
de ZoneZero con este tema.
|
A lo que yo me quería referir es a las posibilidades
tecnológicas que muchos fotógrafos han encontrado
una vez que el obturador de la cámara ha hecho su trabajo.
Me refiero a lo que se llama el segundo obturador, esta práctica
que expande el tiempo interno que contiene la fotografía
ensanchándolo a un segundo tiempo de procesamiento,
de posproducción, con una carga narrativa casi cinematográfica,
donde el concepto de tiempo, sinecuanon de la fotografía,
se desarrolla mucho más allá de los límites
que impone el instante abstracto de la captura.
Hace una década esta fue una de las mayores preocupaciones,
la posibilidad que se nos ofrecía de alterar o modificar
las imágenes, sería improductivo regresar a ese
tema, sería ocioso revisar de nuevo todos los casos
de manipulación en la historia de la fotografía,
sólo citaré a Stalin como uno de los mejores
ejemplos de esto, y lo cito por que él llevaba al extremo
esta posibilidad, borraba de las fotografías a los personajes
indeseados, pero para que no hubiera duda, también los
mataba.
Paradójicamente desde el pasado llegaron a resolver
esta nueva discusión, Robert Cappa, Robert Doisneau,
Joseph Renau, Tina Modotti, etc. etc. En la actualidad esta
discusión se ha confinado a los terrenos de la ética,
discusión que afortunadamente por fin se vuelve importante
y del dominio público. Si bien recientes ejemplos como
la foto de O. J. Simpson en News Week y Time o la foto arreglada
en la portada de los Angeles Times sobre la guerra de Irak,
han avivado esta discusión, muchos lectores se preguntan
ante esto si no es más grave la manipulación,
ya no digamos de los medios al informar parcialmente, sino
de los gobiernos al manipular la opinión pública
y a hasta gobiernos enteros.
A nadie sorprende en la actualidad encontrarse en las páginas
de los periódicos imágenes ostentosamente alteradas
que ejemplifican y explican mejor lo que acontece. Un ejemplo
que me parece notable es el uso que de este recurso hace el
periodista gráfico Jabaz para editorializar con fotografías
el acontecer político nacional.
Este contexto, que pareciera ser de asentamiento de estas
sospechas sobre el recurso tecnológico, permite que
muchos artistas acudan al segundo obturador como una herramienta
actual para transmitir sus ideas.
|
|
|
|
 |
|
|