Otra de las mejores expresiones que en este momento yo puedo encontrar en esta década en el mundo digital, es la fotografía inscrita en la corriente del Media Art, ese arte que se produce de modo específico para su difusión y recepción a través de un medio específico. Esta expresión artística ha tenido diferentes momentos, podemos mencionar simplemente al video como una de las expresiones más conocidas.

Pero el web art esta buscando en este medio una manera de expresarse bajo algunos viejos preceptos como los de la contracultura, otra vez estamos explorando la necesidad de salirnos de los medios convencionales, de poner en circulación el arte. De rebasar las fronteras no sólo de los museos y las galerías sino también de los soportes y de paso, entender las nuevas formas en que la gente se enfrenta al arte, donde estamos borrando la concepción de pieza de arte como sinónimo de objeto, de la apreciación del arte como el estar frente a él.

El Media Art y el Web Art van de la mano, en nuestro caso la fotografía ha encontrado espacios que promueven la creación de imágenes exclusivas para su difusión en la red, pero lo que es más importante, el desarrollo de softwares han motivado una vez más, expandir las posibilidades del lenguaje fotográfico, la animación en flash es un claro ejemplo de esto, hacemos convivir (otra vez los cruces), fotografía tradicional en un medio digital, pero ensanchamos nuestra posibilidad narrativa con estos nuevos recursos. Esta página, aún en desarrollo, me permite mostrar de una manera novedosa mi trabajo documental, las animaciones hechas todas a partir de fotografía fija, dan otro sentido no sólo al contenido sino a la lectura de mi trabajo.

Es angustiante la cantidad de ideas y de temas que uno quisiera tratar en reuniones como éstas, pero la guillotina del tiempo sigue siendo la misma desde que éste existe.

Me queda un tema por tratar de los anunciados, una herramienta más a nuestro alcance, pido disculpas por referirme otra vez a experiencias propias, pero es de las que más puedo hablar. Los libros electrónicos en formato PDF es otra de las sorpresas que el futuro me tenía deparada en la década pasada, y ya que estamos hablando del tiempo en múltiplos de diez, les contaré la historia de un libro que permaneció guardado diez años en un cajón esperando ser publicado. Finalmente tuvo la posibilidad de salir a la luz pero no de la manera que yo lo concebí, sino en este formato que ahora nos permite concretar proyectos editoriales a bajo costo y con posibilidades mayores de difusión.

Desde luego que no quiero caer en la tentación de otra vez subir al ring ahora con el libro de papel como contrincante del libro electrónico, creo que ya quedó claro que yo le apuesto a la convivencia y al encuentro, el libro como objeto es uno de los valores más preciados que nuestra civilización ha producido, su valor es innegable, su belleza, su seducción, su potabilidad y sus contenidos son incuestionables, el nuevo formato ofrece características que complementan o potencializan a éste, es más interesante reflexionar sobre los procesos exteriores al libro, la distribución como talón de Aquiles y la producción o pago de los costos como utopía de todo creador, cualquier fotógrafo con ganas de decir cosas tiene en mente un libro, pero pocos finalmente tiene la posibilidad de realizarlo, muchos menos de distribuirlo y venderlo, y por lo tanto, muy pocas gentes la posibilidad de verlo y compartir las opiniones e ideas del fotógrafo, a final de cuantas estamos hablando de un medio elitista.

Los libros electrónicos nos abren una puerta gigantesca para contrarrestar este fenómeno, cualquier fotógrafo puede convertirse en su propio editor, en su propio distribuidor y lo más sorprendente puede acceder a un número potencialmente mayor de lectores, a final de cuentas el objetivo principal de los fotógrafos no es vender libros, sino que nuestro trabajo se vea, recordemos que lo que nos mueve es el encuentro de miradas.

(Hablar de la historia de Un día con ella).

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