KENT KLICH   Los niños de la calle de la Ciudad de México


Ciudad de México





"Mi familia es de Pátzcuaro, Michoacán. Teníamos una casita ahí pero era muy difícil sobrevivir. Mi madre y yo vinimos primero, en ese entonces yo era chiquita. Dormíamos en la estación del tren y en las mañanas mi mamá hacía tortillas a mano para venderlas. Después, cuando encontramos un lugar para quedarnos, se vinieron mi padre y mis hermanos. Mi padre es un sastre. Desde que recuerdo, mis padres se han esforzado por conseguir un buen trabajo y hacerse cargo de nosotros. Pero con ambos fuera de casa, trabajando, hemos estado vagando solos. Pronto me hice amiga de los niños de la calle del rededor de la estación de tren, y creo que desde entonces he estado más tiempo en la calle que en mi casa." Lourdes vive ahora con su hijita de tres semanas, Anaí, en un club nocturno quemado. Dejó al padre de Anaí, el Gato, porque le pegaba muy a menudo, siempre que estaba drogado o borracho.


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El Pelón




Nadie sabe en que momento dejó de reir, de jugar, de pelear: sólo de repente se dió por vencido. Ya no trabajaba con los otros niños. Dormía solo fuera del cobertizo. No abrazaba ni peleaba con los perros. Caminaba solo de casa en casa suplicando por comida y ropa. Un día ya no regresó.

 

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El Cuyo y el Gallina



Después de que el Cuyo rompió accidentalmente una botella de solvente (thinner), el Gallina lo acusó de haberlo hecho a propósito y comenzó una pelea. Cuando terminó, compartieron un cigarro de marihuana como viejos buenos amigos. El Gallina me cuenta que una persona que solía usarlo para transportar marihuana de Acapulco a la Ciudad de México lo había venido a buscar. Dice que una vez transportó un kilo y medio escondido en dos ositos de peluche. Le pagaron quinientos mil viejos pesos y dice que lo volvería a hacer si tuviera la oportunidad. El sueldo mínimo en aquel entonces era de diez mil viejos pesos por una jornada de ocho horas.

 

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Omar y el Morro


Vivían en la Casona de la calle de Sor Juana Inés no muy lejos de la estación del tren. La Casona era una escuela vieja que había sido abandonada después del terremoto. Cuando la policía selló todas las entradas con cemento, los niños usaban una cuerda para saltarse. La escalada era muy difícil para los más pequeños, por lo que los mayores cavaron un túnel que todos pudieran usar. Adentro había agua y luz.

 

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El Navaja y el Ratoncito


El Navaja es un líder. Los niños pequeños como el Ratoncito y el Piojo fácilmente pueden sobrevivir mendigando, dándoselo al Navaja a cambio de protección y solvente (thinner).


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