KENT KLICH   Los niños de la calle de la Ciudad de México


 

El Chino y el Sonrisa


El Chino sufre uno de sus ataques de epilepsia. Sus amigos han tratado de que él deje de inhalar solvente (thinner), ya que es la causa del ataque. Pero sigue haciéndolo. A él no le importa.

 

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El Lalo y su papá, Martín

Corrían para reunirse con los demás en el edificio abandonado, a la mitad de la noche, con helado de chocolate, vainilla y fresa. La fiesta continuó hasta que todos estaban tan llenos que no podían comer más. Después de haber irrumpido en la misma heladería durante varias noches seguidas fueron atrapados por policías vestidos de civiles. Los policías los golpearon, los raparon y les robaron su dinero. Durante esa época la madre de Lalo estaba en la cárcel por robar algo en una tienda.

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Julio César, "el Cagón", y "la Chikis"

"Creo que he sido una buena madre, a pesar de que Julio César me abandonó. Ha estado de vagabundo desde que tenía cuatro años y cada vez tenía que ir más lejos a buscarlo. Cuando nació mi segundo hijo y mi esposo murió en un accidente se me acabó la fuerza. Finalmente, lo encontré en una institución para los niños de la calle y le supliqué que regresara conmigo. El sólo quería saber quién era su verdadera madre. No me quería ver por que yo era su madre adoptiva, pero yo sabía que su verdadera madre no quería tener que ver nada con él. ¿Cómo iba yo a poderle decir algo así?"

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Toño y Chikelín

Cuando el Chikelín fue terriblemente golpeado por su padrastro se fue de su casa. Al poco tiempo de estar en la calle se hizo amigo del Abuelo, quien trabajaba en un puesto de periódicos. Todos los niños de la terminal de camiones le pedían prestadas revistas de caricaturas para verlas y el periodiquero les daba trabajillos. Ese era un lugar en el que los niños eran bienvenidos. Los taxistas cercanos a la terminal de camiones también eran amigos de los niños y los ayudaban con ropa y comida. El Chikelín hacía todo tipo de suertes para el Abuelo y empezó a vender periódicos. No tomó mucho tiempo antes de que empezara a vivir con el Abuelo y su familia. Un año después regresó a vivir con su madre. Habían arrestado a su padrastro.

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Ismael y la Negra

Ismael canta en el metro. Los domingos, yendo hacia el Bosque de Chapultepec, observa a los pasajeros para buscar a su presa. Un hombre bien vestido, sin esposa, sin niños. Le grita "¡Papá!", mientras de un salto cae sentado en el regazo del señor y empieza a cantar. Los otros pasajeros se ríen. El hombre no puede resistir y le dá algunas monedas.

 

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La Ciudad de México

Ana vivía con su bebé de dos meses y su novio nuevo, Miguel, en un depósito de basura en la estación del tren. Las dos puertas de metal de la entrada no permiten la entrada de luz en ese cuarto sin ventanas. Al medio día, el basurero tira en el piso su carga de cascarones de huevo, sobras de comida y un sin fin de cosas irreconocibles en descomposición. Siempre hay un olor dulzón en el lugar. Un día el bebé hambriento no paraba de llorar y Miguel lo mató, pues se encontraba drogado y no toleraba tanto ruido.

 


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