Anchos cinturones
de bosque de pino y abedul alrededor del pueblo de Monchegorsk están
siendo destruidos por la contaminación generada por una planta
de níquel. Los árboles, incluso a docenas de millas de
distancia, se mueren por la lluvia ácida y esto los vuelve susceptibles
a los incendios forestales.
Conservacionistas marcan, con banderas rojas y etiquetas, los pocos
árboles sobrevivientes en algunas partes del bosque para monitorear
su sobrevivencia.
Murmansk / Rusia,
1993
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