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Pero la semana pasada ocurrió un cambio en él, cuando pasamos el fin de semana haciendo retratos de artistas canadienses en el museo al aire libre que conocemos como”Museo del Árbol”(Imagen del museo del Árbol). Aceptó ser mi asistente en este trabajo por que prometí fotografiar todo con un respaldo Phase One de formato mediano y una cámara Mamiya 645 conectada a una laptop. La experiencia puso a Adrian a dudar acerca de la superioridad de los procesos y herramientas analógicos, Estaba asombrado por la calidad de las imágenes y la fluidez del proceso. No tuvimos necesidad de tomar polaroids o de un exposímetro, que solían ser indispensables si se trabajaba con transparencias. De regreso a Toronto, Adrian estuvo callado y pensativo. Estaba evidentemente deleitado por la experiencia, la cual es cualitativamente distinta a la de trabajar con una cámara digital con lente de un solo reflejo (DSLR) puesto que pudimos hacer las tomas e inmediatamente después, mostrar una hoja de contacto al retratado, discutir el resultado y hacer más tomas si lo deseábamos, todo ello sin tener que bajar el contenido a una tarjeta compact flash.

Noté que mientras conducía hacia Toronto, Adrian realizaba el cálculo de cuánto equipo analógico debía de vender para primeramente poder adquirir un equipo de DSLR, y de cuantos trabajos tendría que realizar para poder comprar un respaldo Phase One. Estaba realmente convencido de las bondades de la foto digital e impresionado con la facilidad de su uso y la alta calidad de la imagen, sin embargo, un par de dudas comenzaron a surgir en la forma de arrugas en su frente.

Primeramente, mencionó la dependencia de lo digital en la energía eléctrica, refiriéndose al reciente apagón que a medidos de agosto dejó en la oscuridad a Nueva York, Ohio y partes de Ontario. No lo convenció mi respuesta de que no hay regreso respecto al uso de la energía eléctrica y que el reto es lograr que sea más confiable y barata, entonces le expliqué las baterías son cada vez más poderosas y que con baterías de repuesto , podía tener suficiente energía para mi laptop y mi Phase One para una sesión de todo un día. Desde luego, para poder usar las luces estroboscópicas de mi estudio se requeriría de un generador, lo que sería más complicado. Entonces mencionó tímidamente el daño que se causa al medio ambiente al desechar todas estas baterías que llenan los basureros del mundo . Y finalmente mencionó el tema de el almacenamiento permanente de imágenes alegando que nadie sabe con certeza cuanto tiempo de vida útil tienen los CDs mientras que el papel y película bien procesados durarían por lo menos bien.

Obviamente Adrian pasa por una crisis analógico/digital como miles de fotógrafos. Ve que la nueva escuadra digital domina el partido de hockey fotográfico y que tarde o temprano deberá escoger un bando, por lo pronto, ahora juega para el otro equipo.