Parte
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El último
jugador al que haré referencia soy yo mismo, tanto como artista
como educador de la fotografía. Como artista soy un oportunista
desvergonzado. En términos de tecnología, tengo pocos
compromisos. Un ejemplo que deseo confesar es el grave pecado de haber
intercambiado mi hermosa Leica MP4 por una Nikon SLR y algunos lentes
al principio de los noventa. Y peor aún, estoy pensando cambiar
mi equipo Hasselblad, que tanto trabajo me costó obtener para
poder obtener un equipo DSLR. En la práctica, he integrado
lo mejor de lo analógico y lo digital a mi conveniencia. Tomo
fotos en película de hoja de 4x5, mando hacer escaneos en escáner
de tambor y edito y transformo las imágenes con el software
actual (aún uso Live Picture, que corre en el sistema operativo
Mac 9) y regreso las imágenes a un negativo de 4x5 con un grabador
de imagen láser Light Jet200. Obtengo hermosas impresiones
a color de gran tamaño con mis negativos de 4x5. Se preguntarán
porqué no hago mis impresiones a color en una impresora de
inyección de tinta, la respuesta es simple: El costo, ya que
las impresiones de color hechas en el cuarto oscuro son mucho más
baratas cuando las hago yo mismo y tengo control completo sobre tono
y color. Tal vez piensen que hay una falta de control y tono si se
imprime digitalmente. Pues, sí, es más difícil
obtener lo que se desea a menos que se implemente un manejo de color
completo y eso puede ser caro y trabajoso.