21 de noviembre de 1993 He estado tratando de dormir, no puedo. No he comido en dos semanas, lo único que me nutre me viene de una bolsa conectada a mi brazo. Por algún motivo he estado hablando solo, en español, conté hasta mil y hablé con el mismísimo Todopoderoso; no es un conversador muy bueno. A las cuatro me levanté y cerré mi puerta, no se callaba ninguno de los pacientes con cáncer. A las cinco toqué el timbre de las enfermeras, a las cinco porque estaba cubierto en sangre; me había sacado la intravenosa. La enfermera me limpió y me dijo que tenía que tener más cuidado. Creo que finalmente me dormí a las siete. |