|
22 de noviembre de 1993 Algo está pasando. Estoy persiviendo olores extraños y escuchando voces y ruidos. Le llamo a mi madre preso del pánico. Voy y vengo por el pasillo pegado a mi intravenosa. Debo haber dado veinte vueltas nada más en el alucine. Finalmente llegan mi novia, mi mamá y mi abuela. Les pregunto una y otra vez que si son reales. Mi abuela alcanza el brazo para acariciarme el cabello. Me echo para atrás pensando que es una víbora o algo. Las medicinas que me dieron los doctores me han causado una mala reacción. |