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Ensayos 


Debido a la altura, a mi cerebro le estaba llegando un suministro de oxígeno cada vez menor. Mi mente me estaba gastando bromas. Denise se alarmó. Me llevó a que me viera un médico. Un hombre muy amable que llegó en bicicleta, tardó cinco minutos en hacerme una revisión de rutina y luego se dispuso a cobrarme más de lo que me hubiera cobrado un especialista cerebral en la Clínica Mayo. También me sugirió, como medida precautoria, que le rentara un tanque de oxígeno para llevármelo de vuelta a mi cuarto, y agregó que si no estaba mejor para mañana en la mañana debería hacerme una prueba de sangre, una radiografía del pecho y un copro. Un verdadero médico provinciano de estos tiempos modernos que entiende que un poco de negocio combinado con poca medicina no es para nada una mala práctica.

Sentí que había llegado el momento de tomar algunas decisiones difíciles. Me iría de Crested Butte lo antes posible. Los cuentistas eran magníficos, pero no podía decir lo mismo de mi salud.


Domingo 15
Duermo con enorme emoción, ahora me bombean oxígeno al cerebro en intervalos constantes. Con todos esos analgésicos me sorprende que todavía tenga una migraña. El día empieza temprano, la válvula en el tanque me avisa que me queda menos de un cuarto de tanque de aquí a mi partida. Son casi las siete de la mañana. Estoy muy contento de irme. Estoy muy triste de irme. Quería trabajar con Cristal Waters para aprender de ella, quería platicar más con Hal Josephson, Cynthia Decker y Patrick Milligan, pero ya no había tiempo.



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