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       Ensayos  
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| Antes de irnos, 
      Luis y yo vamos a que nos haga nuestro retrato el fotógrafo del pueblo, 
      las pilas de mi cámara de video se habían terminado... sólo 
      tenía diez minutos filmados de todos esos días.  
       
   
  Luis y yo 
        decidimos irnos juntos. Volvimos a vestirnos con nuestros atuendos tradicionales, 
        los cuales nos habíamos quitado con el propósito de no llamar 
        la atención sobre nuestras opiniones conservadores en lo que a 
        contar cuentos se refiere. Esperamos a la orilla de la carretera a que 
        pasara el camión que nos llevaría al aeropuerto en Gunnison. 
        Yo abordé un pequeño avión  una unidad que 
        tenía todo el aspecto de una "secadora de pelo"- que 
        me llevaría a Phoenix y de ahí a Los Ángeles, mientras 
        que Luis se regresaría a México. 
   Después del despegue, saqué cuidadosamente de mi maleta un libro que me había regalado Mark justo antes de mi partida. Leí el título del libro Viaje mortal en Wisconsin. Me digo a mi mismo, mira, qué gesto tan encantador. No se me ocurre un libro más apropiado para regalarle a alguien que estuvo casi a punto de fallecer hace unas cuantas horas y que ahora está a punto de tomar un avión. El libro sin embargo es fabuloso.  | 
  
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