En
una sociedad machista, esposos e hijos deben estar en condiciones
reales de mantener a sus esposas y madres y estar orgullosamente
presentes en el hogar: esto sólo puede verificarse cuando
hay una fuente de trabajo cerca de su pueblo natal.
Casi
todos los hombres en edad productiva han dejado el pueblo y han
emigrado a la ciudad de México o cruzado la Frontera Norte
en donde tratarán de ganar unos cuantos dólares en
la pizca de fruta en Florida o alguna otra parte de los E.U.A. Sus
fatigados abuelos, sus hijos inquietos y los recién nacidos
se han quedado para ser cuidados y atendidos en casa.
Cuando
un padre regresa por pocos meses, puede ver al hijo que nunca conoció.
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