|
Regresar a MAGAZINE |
Artículos
|
Todos hemos oído estos argumentos con anterioridad y, a mi manera de ver, lo que tienen en común es que colocan el estilo por encima de la sustancia. Para empezar, plantear la idea de que son las fotos en las que debiera confiarse, con el fin de defender una profesión, implica que no se comprende la naturaleza de la fotografía en primer lugar. Es tonto pensar que alguien tendría que creer en una imagen sólo porque es una fotografía. Yo no veo que los periodistas estén todos exaltados porque no creemos las cosas sobre las que escribe la gente. Pienso que, al contrario, ellos resuelven el problema de la credibilidad haciendo algo que aún está por verse que suceda en la comunidad fotoperiodística, que es, de hecho confirmar con una segunda fuente la información que se da. De hecho ocurre a la inversa, la imagen se usa para confirmar lo que aparece en los textos, cuando en realidad, como sabemos ahora, la foto puede ser una fuente tan cuestionable como lo es el texto. Tendría
mucho más sentido que aquel iracundo coordinador tecnológico
del Muskegon Chronicle dijera "dado que ahora estamos más
conscientes de que cualquier imagen puede ser alterada, lo que vamos
a hacer de ahora en adelante es garantizarle a nuestros lectores que
el contenido de la imagen cumpla con las mismas exigencias que imponemos
a nuestros textos. La imagen no debe gozar de credibilidad sólo
porque es una foto. La responsabilidad de garantizar la integridad de
la información corre a cargo de la publicación, no del
medio. Tal y como ocurre con los textos, cuando exista duda todas las
fotos se confirmaran con varias fuentes distintas; de lo contrario,
es la responsabilidad del fotógrafo proporcionar una imagen que
tenga una relación de integridad con los sucesos, que a su vez
serán constantemente monitoreados. Entendemos que la integridad
no es un asunto de cómo se hizo la foto, sino de lo que se supone
tiene que comunicar. Así como no supervisamos si los escritores
escriben a mano o en computadora, nuestros fotógrafos son libres
de usar cualquier herramienta que deseen. La veracidad de una imagen
no depende de cómo se produjo ésta, así como la
credibilidad de un texto no depende de no se le haya hecho corrección
alguna. Y, dicho sea de paso, también garantizaremos que los
pies de foto serán siempre tan exactos como cualquier otra parte
de nuestro periódico."
Era la pintura de un ciprés en el camino que lleva a Auvers (cuya reproducción aparece aquí para ustedes, cortesía de haberla yo podido buscar y encontrar en el Internet; ¿necesito decir más?). El escritor nos cuenta que poco tiempo después estuvo en el sur de Francia, en Arles, el antiguo poblado romano (y, me permito agregar, ahora también un centro para la fotografía) donde Van Gogh pintó muchos de sus paisajes, cuando una mañana el escritor tuvo el repentino deseo de ver los cipreses reales que habían inspirado al pintor. Su pesquisa lo llevó primero con el bibliotecario de la localidad y luego con el curador de monumentos antiguos, antes de encontrarse, a eso de las cuatro de la tarde, frente a un ciprés "van Gogh". He aquí la fotografía que tomó ese día. Nos dice que el árbol tenía una apariencia masiva, tremendamente sólida y sustancial, momento en el cual se dio cuenta de lo endeble y frágil de la bidimensionalidad de la pintura. Pensó en lo extraño que era que miles de personas esperaran en fila para ver una imagen endeble cuando podían visitar Arles y ver el objeto en sí, sólido y verdadero. Pero entonces surgió una pregunta: "¿Qué es más real, el árbol en el campo o la imagen del árbol en la interpretación del pintor? Porque no había una fila de gente esperando para ver el árbol en el campo." Y continúa: "Tengo que aceptar que el árbol, en medio del incipiente campo de trigo, fue decepcionante. No tenía nada del fogoso crecimiento ni del dinámico color que se mostraba en el cuadro de van Gogh. A pesar de su concreta monumentalidad era simplemente un árbol, mientras que la pintura era el árbol y algo más. Obviamente es ese 'algo más' lo que atrae a la muchedumbre, y ésa es la atracción magnética del arte". La poeta mexicana Verónica Volkow escribió, "Con la revolución digital, la fotografía quiebra su lealtad con lo que es real, ese matrimonio único entre las artes, sólo para caer en las infinitas tentaciones de la imaginación. Es ahora más hermana de la fantasía y los sueños que de la presencia." Creo que la fotografía ha empezado una nueva vida, que se encuentra en una nueva encrucijada donde la imagen documental así como la expresión artística, evolucionarán hacia nuevos niveles de atracción magnética, donde la imagen será divulgada en formas jamás antes vistas o conocidas, contando las mismas viejas historias de la humanidad, si se quiere, pero de tantas nuevas maneras que encontraremos inspiraciones renovadas . Y es por ello que para mí este es el Renacimiento de la fotografía. Los
Angeles, California |
|
|
|
|
|
|
|