"Un diario en curso."
Dia 21
|
Hace poco escribí que las estaciones de tren tienen algo de inquietante. Está mañana salimos de la estación de Paddington en Londres para ir a Heathrow, al alzar la vista hacia el techo de la estación, comprendí porqué. Nuestro vuelo tenía que ir primero a Washington D.C., y de ahí hacer la conexión a la Ciudad de México. El avión salió tarde de Londres, primero, por un problema eléctrico que tuvo que arreglarse, y después porque tuvimos que regresar cuando el avión ya estaba encaminándose hacia la pista, debido a que una pareja de coreanos no podía permanecer en el avión porque sus pasaportes estaban vencidos (como el yogurt, caducó) y tuvieron que bajar sus maletas. Por razones de seguridad, las maletas no pueden ser sacadas más que por sus dueños. Salimos una hora y media tarde.
Llegamos a Washington y perdimos la conexión a México. La línea aérea nos puso en un hotel y partimos al día siguiente. La suerte estaba de nuestra parte, como lo supe más tarde. Una hora antes de nuestra llegada habían cerrado el aeropuerto de la ciudad de México debido a que un avión acababa de aterrizar en medio de una tormenta y se le había reventado una neumático, el cual tenía que ser retirado de la pista inmediatamente. La experiencia del Concord que se estrelló a causa de los escombros dejados sobre la pista debió ser la razón de tanta precaución. Todos los aviones que llegaron durante este periodo fueron redirigidos a otros aeropuertos del país. Por fortuna, el nuestro pudo aterrizar en su lugar de destino. Sólo tuvimos que soportar una hora de espera mientras el avión encontraba un lugar para estacionarse debido a todos los aviones que se habían retrasado por la larga demora. Volar ya no es lo que solía ser. Pasaré los siguientes días en la Ciudad de México antes de partir el lunes otra vez, esta vez a la ciudad de Nueva York.
Pedro
Meyer
Comparta sus comentarios sobre este tema en los foros de ZoneZero |