© Pedro Meyer 2001

Fui a la estación de Euston en Londres para verme con otras personas que también habían sido invitadas a ir a Birmingham a un evento que tenía el dudoso nombre de Ruibarbo-Ruibarbo. Nos habían dicho que alguien nos recibiría en la estación frente a un determinado quiosco. Llegué con 30 minutos de anticipación porque no estaba familiarizado con el lugar donde nos íbamos a ver, y así tendría tiempo para encontrar el lugar. Resulta que la persona que enviaron para recibirnos estaba sosteniendo un pequeño dibujo de un ruibarbo y yo lo confundí con una persona que quería vender algunos de sus dibujos en la estación. Ya lo había visto, incluso lo había fotografiado, pero jamás supuse que era la persona que tenía que recibirme. Supuse —incorrectamente, como después resultó ser— que todas las personas que se le acercaban estaban interesadas en comprarle sus dibujos.

Nunca antes había visto un ruibarbo, así que cómo podía yo hacer la conexión. Eso pasa cuando damos algo por obvio.

En lo que esperaba a que mi cita tuviera lugar, tuve la oportunidad de tomar fotografías de la estación mientras la gente consultaba los horarios de partida colocados en lo alto una pared.

 

Algo notable era el uso extendido de teléfonos celulares, que ahora son todavía más extraños pues la gente parece estar hablando sola sin sostener el aparato telefónico en las manos, sólo un pedazo de cable que cuelga de sus oídos.

Perdí mi sombrero en el tren, sin embargo, lo encontraron más adelante y me lo están guardando en la estación siguiente. Mañana lo podré recoger. James Maddox de la revista PURE me ayudó generosamente para localizarlo. Nunca pensé que esto fuera posible.

 

© Pedro Meyer 2001

© Pedro Meyer 2001

 

 

Más tarde, fuimos en grupo a cenar a un restaurante chino.

 

 

 

 

Regresar al hotel para escribir y para preparar todas las imágenes es una tarea que toma mucho tiempo. Requiere más esfuerzo de lo que tenía planeado.

Hoy y mañana mi horario estará tan cargado que quizás no pueda enviarles nada. Si no tienen noticias mías ya saben porqué.

Además, el cambio de horario entre aquí y México, en donde se preparan las páginas, es material para una discusión muy interesante con respecto al tiempo. Otro día regresaremos a ello.