© Pedro Meyer 2001

El fin de mi viaje ha llegado. Estamos a punto de aterrizar en la ciudad de México, afuera está lloviendo. Siento la necesidad de hacer una especie de recapitulación.

Mi primera conclusión es que hacer un diario en línea es un proceso mucho más complejo de lo que tenía previsto al principio, y también mucho más divertido.

En todas partes, las conexiones están lejos de ser eficientes y de funcionar sin problemas. Yo hubiese pensado todo lo contrario, dado que sólo estaba viajando en el llamado primer mundo, y conectándome desde las principales ciudades. Esto resultó irrelevante. La mayor parte del tiempo las conexiones eran caras y poco confiables, las peores fueron las de Nueva York.

El cambio de horario fue un problema adicional que no había tomado mucho en cuenta. El equipo de ZoneZero no siempre pudo adecuarse a las demoras en la entrega del material que a veces llegaba a horas extrañas. Por lo tanto, no siempre fue posible sacar puntualmente el material de cada día, por lo menos no en el caso de un equipo tan pequeño como el de ZoneZero. Después de todo, qué marco temporal utilizar cuando se trabajan las veinticuatro horas del día, como nos recordó Gabriel García Márquez a un grupo de amigos sentados alrededor de un escritorio con cubierta de cristal en mi casa en la ciudad de México: "No estamos muy conscientes de estar viviendo el ayer irrecuperable de millones de europeos y el futuro incierto de inumerables multitudes de asiáticos".

La producción de las imágenes y los textos entró también en conflicto con las otras actividades que me ocuparon durante el viaje. Así que la rutina diaria de escribir un diario en curso me resultó imposible, a menos de que esa hubiese sido mi única actividad. Algunas veces tenía que esforzarme para no atrasarme dos o tres días.

No me arrepiento ni por un momento de haberlo realizado, ya que la búsqueda de imágenes y la escritura de los textos fueron ocasión para tener experiencias interesantes. Algunos de ustedes tuvieron la gentileza de ir comentando mientras nuestro viaje progresaba, por sí mismo eso fue interesante. Espero poder continuar este diálogo más adelante.

Gracias por compartir este viaje conmigo.

La Ciudad de México en una tarde lluviosa, vista desde el avión justo antes de aterrizar 8:00 PM © Pedro Meyer 2001