Dia 9

Encontré que las pantallas de cristal del metro están ahí para prevenir suicidios. Demasiadas personas están saltando frente al tren. Lo que sucede es que colocan estos cristales sólo en las partes de la estación que son rectas. De modo que en las estaciones que tienen una curva, y probablemente aquellas que están en los barrios más pobres, sigue abierta la posibilidad.

Hoy fui a la galería Tate de Arte Moderno, aquí en Londres. Un proyecto muy interesante de remodelación de una vieja estación eléctrica.

Hay muchas cosas que comentar. La entrada al corredor principal es en verdad impresionante. De entrada le recuerda a uno no dejarse llevar por su propio sentido de lo humano, después de todo no somos más que pequeños seres sin importancia dentro de esta enorme estructura de la temprana edad de las máquinas. Mmm, en la edad de las computadoras nada me ha hecho sentir tan insignificante como esta estructura. Internet me da una sensación de solidaridad con miles de personas, mientras que aquí me siento alienado incluso de mí mismo.

Acababa de entrar al edificio por la entrada lateral, pasando por los jardines que están frente al edificio, y estaba tomando fotografías de los niños que venían de excursión escolar al Tate. Un maestro se me acercó corriendo, agitando las manos y diciendo airadamente que estaba estrictamente prohibido tomar fotografías de los niños. ¡Increíble!, pensé, ¿acaso han perdido la razón? ¿Qué tiene que ver fotografiar en un espacio público a los niños en una excursión escolar con cualquier forma de seguridad? Me quedé pensando en cuál podría ser la relación entre los vidrios contra suicidios, esta falsa sensación de seguridad de los niños y el entrar a esta masiva aniquilación arquitectónica de mi pobre sentido de lo humano.

Me interesó el Autoentierro de Keith Arnatt, que me intrigó, porque a finales de los sesenta, hace lo que ahora podría lograrse fácilmente con una computadora e internet. En la cédula en la pared se lee:

Keith Arnatt 1930 (nace y trabaja en Gran Bretaña)
Autoentierro (proyecto de interferencia en la televisión) 1969)

Esta secuencia de fotografías se transmitió originalmente como una interrupción de audio en el horario diurno de una televisora alemana. Se mostraron una por día desde el 11 al 18 de octubre de 1968, apareciendo por dos segundos sin introducción o comentario. Al irse volviendo el arte contemporáneo cada vez más sujeto a las fuerzas naturales, Arnatt comentó: "Parecía un corolario lógico que el autor también debiera desaparecer".

También encontré interesante el trabajo de Andre Fougeron. La cédula en la pared decía:
En 1947, cuando los comunistas formaron por breve tiempo parte del gobierno de coalición en Francia, Fougeron fue comisionado para documentar la vida de los mineros de carbón en el norte. Vivió con ellos por 18 meses, produciendo imágenes que eran a la vez realistas y simbólicas.

El retrato de la mujer del artista nos habla sobre los elementos que rodean su vida cotidiana. En la cédula en la pared se buscaba dejar en claro para el espectador que el artista era muy pobre.

Habían obviamente otras piezas interesantes en el museo, sin embargo, habían muy pocas salas sin custodios, los cuales le impedían a uno tomar fotografías. En esta ocasión, mi interés coincidió con la ausencia de custodios. En el Museo Getty en Santa Monica, se pueden tomar las fotografías que uno quiera, siempre y cuando no se use flash ni trípode, algo que es comprensible, pero aquí en el Tate, supongo que la arquitectura inspira bastante represión.

Una de las mejores instalaciones en el edificio la encontré en el baño. No pude resistir tomarle una fotografía (No vi ningún letrero que me lo prohibiera). Sin duda, este es uno de los baños más sofisticados que jamás haya visitado.

Esta correlación entre las realidades (los baños) del primer y del tercer mundo, me lleva a otro asunto más relacionado con la estrategia global del museo. Me parece que el Museo Tate tuvo una idea interesante y provocadora al mezclar el arte de varios periodos y de las diversas disciplinas. Pero lo que resulta muy perturbador es su punto de vista totalmente eurocéntrico salpicado aquí y allá con un poco de Nueva York. El espectador sale con la burda sensación de que el arte contemporáneo ha sido prerrogativa exclusiva de las mentes de los europeos blancos.

Me pareció muy decepcionante esta colección del Museo Tate, a pesar del gran número de obras importantes que se exhibían.

Cualquier puesto en Londres con el periódico del día tiene más diversidad que este mausoleo del arte recién construido. Como experiencia personal, el Museo Tate fue interesante, pero estuvo lejos de inspirarme.

Al dejar el museo para regresar a casa, caminando por la calle en dirección al metro, le queda a uno la interrogante sobre qué es en verdad el arte en ese contexto. Sospecho que tiene mucho que ver con el "poder cultural en el mundo del arte". Esta es una época en que ya no son posibles las expediciones colonialistas a tierras exóticas para llenar los espacios de instituciones como el Museo Británico (el cual es después de todo es un monumento al imperialismo británico).

Pedro Meyer
27 de junio de 2001
Londres, Inglaterra

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