"Un diario en curso."
Dia 4
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Hull era un puerto marítimo de buen tamaño que comerciaba con Rótterdam hasta los setenta. Aquí se perdió la guerra del bacalao. Todos los barcos pesqueros se fueron a aguas islandesas, algo que los islandeses consideraron que no era particularmente justo, por lo que los ingleses perdieron esa codiciada plaza fuerte y la industria local se fue por la borda. Ahora está siendo remplazada con miras a alentar las nuevas tecnología. El año de 1973 fue testigo de los tiempos más duros en la historia de Islandia: la guerra del bacalao, cuando las fragatas de la Armada Real chocaron con los cañoneros islandeses que intentaban poner un alto a los barcos pesqueros de Hull que pescaban en el mar gélido que rodea a la isla. Para la Gran Bretaña, se trataba de conservar las fuentes de trabajo en Humberside, pero para Islandia era una cuestión de supervivencia nacional. Antes que nadie, los islandeses se dieron cuenta de la magnitud del problema que sería ocasionado por la pesca. Para un país con una población de 250,000, con un clima demasiado frío para cultivar maíz, la pesca era, y sigue siendo, la piedra angular de la economía. Es un trabajo difícil y frío, pero en consecuencia, Islandia tiene una de las comunidades más prósperas del mundo. En 1975, las flotillas extranjeras pescaron más de 100,000 toneladas en aguas islandesas, un tercio del total. En ese entonces no existía la posibilidad de controlar la pesca, pero en cuanto se expulsaron a los pesqueros extranjeros en 1976, Islandia recuperó el control sobre sus 200 millas de área marítima. Sin embargo, desde entonces la vida ha sido todo menos fácil
Antes de ir a dar una conferencia, Jon Robson, sus padres y yo fuimos a la Pizzería al otro lado de la calle frente al Hull Time Based Arts.
La
noche en la ciudad comenzó en Ye Olde Black Boy, continuó
en el Polar Bear, y concluyó en The Lamp sólo porque teníamos
que levantarnos temprano al día siguiente.
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